Una investigación publicada recientemente en revista Nature establece una nueva forma de medir la biodiversidad, que permitió encontrar zonas de riqueza en peces marinos en más de 1800 sitios de los océanos del mundo. Este método es desarrollado de acuerdo a dos parámetros: la abundancia presente en cada especie y los rasgos funcionales de cada una.
El estudio fue iniciado hace cuatro años por un grupo de ecólogos marinos de Australia, Estados Unidos, Suecia, Italia, España, Indonesia, Inglaterra y entre los cuales destaca como coautor el profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas UC y director de la Estación Costera de Investigaciones Marinas (ECIM UC), Sergio Navarrete. El trabajo incluye una base de datos de más de 2000 especies de peces marinos muestreados a través del programa Reef Life Survey, el que fue iniciado en Australia e incluye la participación de ciudadanos en la generación de datos científicos bajo el modelo citizen scientists.
Tradicionalmente, los estudios ecológicos de diversidad sólo consideran la contabilización del número de especies de un área confinada (riqueza específica). Esta estrategia dista mucho de proporcionar una visión completa de la diversidad. Por ello, la idea ahora es utilizar como variables la contribución de la abundancia de las especies a los ecosistemas, así como sus atributos funcionales, para acercarse más a medir la sustentabilidad y resiliencia de los diferentes procesos dentro de una comunidad y las funciones del ecosistema.
Esta forma diferente de medir la biodiversidad, la que implica necesariamente muestreos directos en terreno (no solamente compilaciones de datos), permitió identificar centros de diversidad mundial en el mar, también llamados hotspots (zona geográfica reducida, de gran riqueza medida de acuerdo a la abundancia relativa y los rasgos funcionales de los peces marinos).
La novedad del estudio es que algunos de estos hotspots, identificados a nivel global corresponden a sectores localizados en regiones templadas y sub-tropicales del océano Pacífico oriental, tradicionalmente fuera de zonas ricas en especies tropicales que se asocian con alta biodiversidad, esto obligaría a reorientar los esfuerzos y la gestión de conservación.
“Esto significa que en términos de la mantención de importantes funciones ecosistémicas (e.g. control de productividad primaria), las especies de áreas temperadas cumplen un rol proporcionalmente mayor que aquellas de sectores tropicales”, señaló Navarrete.
Un ejemplo de estos lugares fue encontrado en Chile en el sector de Huinay, al sur de Puerto Montt, el cual fue muestreado por científicos chilenos y australianos. Siguiendo esa línea de investigación, al aplicar un modelo estadístico y usando información ambiental y biológica, se han realizado predicciones que establecen otros lugares marítimos de gran diversidad funcional en peces marinos, ubicados en la costa del centro de Chile. “Este trabajo estimulará mucho la investigación en los ecosistemas costeros de Chile y resalta la enorme importancia de estos, a pesar de no poseer una gran cantidad de especies en comparación a los trópicos”, señala el investigador del Centro de Conservación Marina UC Alejandro Perez-Matus, quien agrega que los investigadores de ECIM UC ya han comenzado a realizar los estudios necesarios para someter a prueba las predicciones del modelo global en la costa centro norte de Chile.