Un filón para la pesca

Hace más de 2 000 años, los pescadores romanos del Mediterráneo, para mejorar sus capturas, ya se aprovechaban de la propensión natural de algunas especies de peces a reunirse bajo los objetos flotantes. Hoy día, muchos pesqueros atuneros industriales y artesanales de todo el mundo explotan este «fenómeno agregativo». Estos últimos treinta años, se ha desarrollado en particular fuertemente la pesca con red de cerco gracias a la utilización masiva de objetos flotantes naturales primero y, más recientemente, de dispositivos de concentración de peces (DCP) seguidos a distancia mediante balizas electrónicas. Actualmente, estos objetos flotantes suponen el 40 % de las capturas mundiales de atunes tropicales. 

Tiempos de permanencia muy variables

A pesar de la importancia de los objetos flotantes en el mundo, los científicos han estudiado poco hasta hoy los mecanismos comportamentales implicados, a causa de la dificultad de realizar observaciones y experimentaciones en medio oceánico. Para responder a esta falta de conocimientos, los investigadores del IRD y sus colaboradores han llevado a cabo unos primeros trabajos experimentales cerca de Hawái, en el Pacífico. Han equipado con emisores acústicos a más de 70 albacoras y han demostrado que, inesperadamente, su tiempo de permanencia bajo los DCP es muy variable; bien es muy corto (menos de tres días) o bien muy largo (hasta 23 días como media). Es decir que el tiempo que pasan bajo un objeto depende del entorno o de la presencia de congéneres, ya que de otro modo los atunes permanecerían un tiempo invariable bajo cada dispositivo.

Un comportamiento social confirmado

Para confirmar estos primeros avances, los expertos en pesca han llevado a cabo otras experiencias en altamar, denominadas de «opción binaria», que hasta ahora sólo se habían realizado en laboratorio con insectos o peces pequeños. Para ello, han anclado, por parejas, DCP idénticos con 5 km de separación, alrededor de las Seychelles en el océano Índico. Después, han comparado, mediante boyas equipadas con sondas, la cantidad de atunes reunidos bajo cada dispositivo. Resultado: uno de los dos objetos flotantes atrae a más individuos que otro.

La proximidad de los dos DCP permite considerar que los estímulos externos, como por ejemplo la riqueza de la zona, son similares en cada DCP y pone de manifiesto la existencia de un comportamiento social por parte de los atunes. La mera atracción por un objeto flotante hubiera generado distribuciones de atunes idénticas entre ambos objetos.

 

Estos trabajos sobre los mecanismos comportamentales de los atunes permiten desarrollar modelos para evaluar el impacto de los dispositivos de concentración de peces en las migraciones y en la biología de los atunes que se conoce aún poco. En particular, permitirán saber si los DCP, utilizados por miles de pescadores, son «trampas ecológicas» capaces de atraer a los peces hacia zonas poco favorables.

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