De entre las miles de tortugas de las ecuatorianas Islas Galápagos, hay una considerada la más popular entre sus habitantes, Pepe El Misonero, un macho de unos 63 años con una historia muy especial que se ha convertido en todo un símbolo del archipiélago.

Pepe mueve perezosamente la cabeza y se desplaza con lentitud hacia su comida, unas hojas de otoy que mastica con resignación, ya que su alimento preferido es la papaya, según explican los cuidadores del Centro de Interpretación del Parque Nacional Galápagos (PNG). 

El animal come ajeno al interés que despierta entre los turistas que le visitan, atentos a su singular historia, que comenzó a finales de la década de 1940, cuando pescadores de la isla lo encontraron y se lo regalaron a una familia de la isla de San Cristóbal, los Agama. 

En una aquella época, en un archipiélago como Galápagos, cuna de diversas especies de estos reptiles, «tener una tortuga era como tener un perro» para muchas familias, por lo que Pepe se crió con normalidad entre los Agama, dijo a Efe uno de los cuidadores del animal.

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