La Universidad Veracruzana (UV), a través del Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías (ICMP), inició en junio el taller “Construcción de capacidades de comercialización de recursos pesqueros en sistemas arrecifales”, para ofrecer conocimientos empresariales a un grupo de pescadores de Antón Lizardo, que les permita desarrollar un comercio sustentable.

El taller, impartido por profesionales de la UV, va dirigido a 15 pescadores que durante 26 años han ejercido la pesca con arpón, para evitar daños a la riqueza marina.

Con el deseo de convertirse en empresarios y establecer bases comerciales, los pescadores integraron una cooperativa con objetivos muy claros: mejorar efectividad y eficiencia a nivel grupal en la extracción de recursos pesqueros y disminuir los costos de operación sin alterar el ecosistema, cuidando el stock pesquero.

Los pescadores resaltan su compromiso de educación ecológica hacia el interior de la cooperativa y la sociedad en general. Su trabajo no es improvisado: se han documentado e instruido sobre los lineamientos que las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Turismo estipulan para reunir las características de las artes pesqueras.

El curso de la UV provee a los pescadores de conocimientos en sensibilización al cambio, trabajo en equipo, administración de recursos y del tiempo, toma de decisiones, metodología japonesa de las cinco S, ABC de los alimentos, mercadeo y comercialización, inventarios, contabilidad, finanzas, negociación compras, y servicio al cliente.

Pesca y comercio sustentable

Juventino Salazar, presidente de la cooperativa, sensibiliza a los grupos de pescadores en torno al cuidado de los 11 arrecifes veracruzanos de su zona. “En el momento en que decido representar a la cooperativa, me aboco a investigar, estudiar y ver la importancia que tenía el área natural –sin perder de vista el aspecto social– para la toma de decisiones”, comentó.

Con el fin de mantener un equilibrio ecológico, decidieron pescar con arpón, de esta manera evitan el daño a los arrecifes al arrojar las redes de pesca; en su lugar usan un esnórquel y descienden al mar. Prescinden del uso de equipo de buceo, ya que éste permite un descenso más profundo que podría dañar los arrecifes; esta nueva forma de pescar implica un gran esfuerzo, pues deben buscar los peces y cazarlos uno a uno.

“Nuestra actividad lleva muchos años, en 1992 decidimos regularizarnos con la intención de atender la pesca de una forma más  responsable y que pudiera darle beneficio a la gente de la cooperativa, a la comunidad y a los recursos naturales”, explicó don Juventino. El grado de seriedad que han asumido facilitó la obtención del estímulo económico proporcionado por la convocatoria del Fondo Acción Solidaria, A.C.

La inquietud de convertirse en empresarios surge al darse cuenta que son sus propios patrones y que, a diferencia de una granja pesquera que debe alimentar a los pescados, la naturaleza misma alimenta a sus peces. “Aquí todo nos lo da la naturaleza, empezamos a entender que necesitamos cuidarla, protegerla, que podemos ser los centinelas de ese lugar; ahí es donde vimos cuánto vale un recurso realmente vivo y uno muerto. Empezamos a ver varios aspectos: ambientales, económicos y ecológicos”.

Relató que se dieron cuenta que era importante conocer los ciclos biológicos de las especies, “así fue como en el año 2000 nos enganchamos con gente de la UV, nos dimos cuenta que era importante transmitir a los investigadores lo que conocíamos, y que a su vez ellos nos remitieran lo que han aprendido a través de la academia. Hicimos ver que no estábamos en contra de la declaración de los arrecifes como área natural, expusimos la repercusión que causaría declarar un área natural desplazando a los habitantes sin ver cuáles eran las consecuencias sociales”.

Así, la UV y la cooperativa decidieron compartir conocimientos para procurar un desarrollo sustentable y convertir su trabajo en una de las artes pesqueras de la zona.

El área en donde se lleva a cabo esta actividad fue declarada Área Natural Protegida, funge como refugio y proveedora de alimento para los organismos en su paso migratorio, así como especies propias del sistema arrecifal. Al respecto la cooperativa ha demostrado una conciencia ecológica altamente valorable.

La cooperativa se sostiene con sus propios ingresos de la venta de recursos pesqueros, de sus ganancias aportan una parte para el mantenimiento de sus equipos y de la bodega. Además el programa educativo de Turismo de la UV apoyará al proyecto instruyendo a la cooperativa en los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para el proceso de manejo y preparación del pescado.

El esfuerzo de los pescadores es notable, pues asisten al taller de capacitación justo al término de su jornada, y aunque no queda tiempo para almorzar, demuestran interés y participan activamente en las dinámicas. El entusiasmo y constancia son notables.

Están conscientes de la competencia pero están dispuestos a enfrentarla pues reconocen el valor agregado de sus servicios, los peces son elegidos por tamaño y peso, además realizan un procesamiento mínimo al producto. Desean también transformar la forma de pensar y están abiertos a realizar un turismo local, “no sólo náutico, que nos acepten como pescadores y no nos quiten nuestra identidad, hay mucha gente que nos quiere ver como somos”, concluyó Juventino.

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