Países desarrollados, como Estados Unidos, tendrán mucho movimiento poblacional en el mediano y largo plazos por los efectos del cambio climático, lo que provocaría que ciudadanos estadounidenses se vieran obligados a migrar hacia México, comentó Rosalía Ibarra, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, (UNAM), durante la conferencia: “El cambio climático como factor de migración en México”.
“Regularmente los países que son más afectados por el cambio climático son aquellos que están en vías de desarrollo (…) El principal problema reside en que no tienen una infraestructura adecuada, difícilmente tienen planes para establecer una planificación organizada para recibir a las poblaciones que se verían obligadas a desplazarse de un lugar a otro.
“Si internamente es difícil que un país como México sepa qué hacer con la gente que tenga que migrar de un estado de la República a otro, lo será más cuando vengan movimientos poblacionales internacionales. Contrario a la creencia de que los más vulnerables ante el cambio climático son los países en vías de desarrollo, hay estudios que indican que países desarrollados, como Estados Unidos, van a tener mucho movimiento poblacional pero de aquel país hacia México”, por lo que las acciones que actualmente toma la nación norteamericana contra México les podría afectar en un futuro, señaló la doctora Ibarra, quien es profesora invitada en el Máster Oficial en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad de la Universidad de Alicante, España.
El caso de México
Investigaciones que no están sujetas a la negociación política en la Organización de las Naciones Unidas, advierten que el cambio climático causará una migración humana masiva. En particular, se ha probado rigurosamente que existe un vínculo entre las variaciones del clima en México, la producción agrícola local y la migración.
Al depender de los escenarios de calentamiento y el grado de resiliencia que se logre, los expertos han calculado que para el año 2080 el cambio climático inducirá la migración a entre 1.4 y 6.7 millones de mexicanos adultos, solo como resultado de la disminución de la productividad agrícola. En el caso de nuestro país, los mapas de decrecimiento poblacional en el medio rural muestran que desde los 90, en el caso de la migración a las ciudades, más de 3 millones de personas han emigrado sobre todo de municipios afectados por las sequías prolongadas y por la desertificación, plantea el artículo Migración climática y neocolonialismo, del doctor Bernardo Bolaños Guerra, publicado por la revista Contemporánea en diciembre de 2015.
El norte de México y el sur de los Estados Unidos son básicamente las mismas zonas ecológicas, no se tiene porque asumir que la única migración hacia el norte sería de México a la llamada unión americana. La única razón por la que Estados Unidos es tan rico económicamente hablando, es porque tienen un estilo de vida basado en el consumo, además de una inconsciente explotación de los recursos, argumenta el autor en el artículo.
“La migración del norte industrializado hacia el sur soleado y barato es un fenómeno mundial, pero aumenta, en particular, de Estados Unidos hacia México. Este fenómeno puede y debe ser comparado con las estimaciones científicas sobre cambio climático. Desde hace años, los investigadores anticipaban que para 2020 el sudoeste de Estados Unidos se encontraría bajo una situación de sequía permanente. La emergencia por insuficiencia de agua en California en el último lustro ha llevado ya a una disminución de la calidad de vida en ese estado por las restricciones legales al consumo del líquido. En este escenario, en México cabe preguntarse si las futuras políticas de inmigración deben tomar en cuenta estos hechos”, concluye Bolaños Guerra, doctor en filosofía por el Institut d’Histoire et de Philosophie des Sciences et des Techniques de la Universidad de París.
Vacío legal
El impacto del cambio climático en el desplazamiento de las personas y sus posibles efectos sobre las entidades federativas no ha sido profundizado (desplazamiento interno) en México. Se tiene que abordar y atender el binomio migración-cambio climático, como parte de las políticas públicas, además de revisar el Plan Nacional de Protección Civil ante Desastres Naturales y su vínculo en el ámbito de la migración, recomienda la investigadora de la UNAM, institución que pertenece a la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Diversos desastres naturales han aquejado a nuestro país en los últimos años, tales como los huracanes Emily, Stan y Wilma en 2005, Karl en 2010, Manuel e Ingrid en 2013, y el más reciente Odile en 2014. Han provocado desplazamientos repentinos de población (ya sea temporales o permanentes) y a gran escala, al verse destruida la infraestructura socioeconómica local, lo que ocasiona a su vez un alto porcentaje de víctimas.
“A nivel nacional y también internacional, los instrumentos jurídicos presentan vacíos legales frente a esta situación, debido a la ausencia de un marco jurídico conceptual que permita la formulación de políticas públicas, normativas y directrices idóneas para la regulación de esta problemática, donde resulta trascendente atender a una de sus consecuencias más graves, como es la violación de los derechos humanos.
“Actualmente no existe consenso sobre la terminología utilizada que defina jurídicamente a las personas que se desplazan por motivos ambientales; la variedad de acepciones resulta confusa y solo refleja la falta de enfoque del problema, pues no existe ningún término aceptado dentro de un ámbito de aplicación del derecho”, expone la científica social.