Sobre el valle te levantas, guerrero vivo,
no pudo la muerte vencer tu amor y tu valor
soberbio, como un Dios con viento helado.
Brazo de hielo que reta al sol y apunta al cielo.
Tus recuerdos arden confundidos en mi sangre
ánimas del purgatorio gimen dentro de ti
esperando el fin o el inicio de la gloria
Tu injuria es fuego, tu alma humo comprimido.
También tu corazón guarda mi dolor en vuelo
como alma de águila, para tocar tu cima
¡oh! Gigante, guardián del penacho blanco
de teocallis sagrados “donde se queda el agua”.
En la boca cráter a veces gris, a veces blanca
las nubes acarician tu tristeza antigua
y se sonrojan cuando lloras arena azufrada
por el dolor infinito que trasciende los siglos.
Cada mañana tus heridas sangran,
y hacen que el águila huya de la montaña
para refugiarse en tus pies de roca
donde la luna se arrulla con tu voz ronca.
Aún buscas el jardín de nardos y orquídeas
que aroman los sueños de un tiempo lejano
y el manantial de aguas cantarinas y tibias
donde se bañaba tu amada Ixtacihuatl
(Olivia Sesma Rasón, desde El Potrero, municipio de Atoyac, Veracruz)