A Alfred Nobel (Estocolmo, 1833 – San Remo, 1896) se le olvidaron las matemáticas, o quizá las apartó deliberadamente, a la hora de crear las categorías de sus famosos premios.
La explicación más atractiva, fantasiosa, novelera y difundida; pero menos argumentada, es que la amante de Alfred Nobel le puso los cuernos con un matemático sueco llamado Gösta Mittag-Leffler, así que, muy molesto, el ingeniero pensó: “pues no habrá Nobel de Matemáticas”.
Sería un cotilleo estupendo para la historia, pero no está corroborado y, de hecho, ni siquiera hay constancia de que las vidas de ambos científicos se cruzaran. Nobel emigró de Suecia cuando Mittag era un estudiante. Lástima.
Puede que Nobel decidiera excluir a las matemáticas de las categorías premiadas por una razón mucho más prosaica: no le interesaban mucho.
Nobel fue químico, ingeniero, inventor de la dinamita, fabricante de armas y empresario. Registró 350 patentes y se hizo rico. En su testamento, dejó escrita la orden de que, con un fondo de su fortuna millonaria, se premiara a las personas que hubieran hecho mayores contribuciones durante el año anterior en Literatura, Fisiología o Medicina, Física, Química y la Paz. Esas eran las disciplinas más afines a sus intereses, entre los cuales no se encontraban las matemáticas.
Los premios Nobel se entregaron por por primera vez en 1901 y en 1968 se incorporó una nueva categoría: el Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel.
¿Los matemáticos tienen su propio premio?
Nobel se olvidó de ellos, pero los matemáticos no se quedaron sin galardón. El canadiense John C. Fields puso el dinero para el premio gordo de las matemáticas: la medalla Fields, que se entregó por primera vez en 1936. En 1966 se pasó de dos a cuatro medallas. Se otorga cada cuatro años con ocasión de los Congresos Internacional de Matemáticos, y reconocen los logros más sobresalientes de ese periodo. Los candidatos deben ser menores de 40 años (a 1 de enero del año del congreso).
En el anverso, la medalla contiene un perfil de Arquímedes con la inscripción TRANSIRE SUUM PECTUS MUNDOQUE POTIRI, que significa “Trascender el espíritu y domeñar el mundo”.
En 2014, una de las cuatro medallas Fields ha sido otorgada por primera vez en la historia a una mujer, la iraní Maryam Mirzakhani, profesora en la Universidad de Stanford.
(SINC)