En México, el uso de plásticos biodegradables no es la solución para disminuir los residuos sólidos que ocasionan graves daños ambientales, sobre todo al ecosistema marino, expuso Rosa María Espinosa, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, en la ponencia “Los plásticos biodegradables”, durante el 5º Encuentro Nacional de Expertos en Residuos Sólidos, organizado por la Universidad Veracruzana (UV).
Además, planteó que el uso de bolsas de plástico biodegradable y oxodegradable es “complejo”, dado que no se cuenta con una normatividad e infraestructura que permita tener la certeza de que efectivamente el proceso de descomposición iniciará en un periodo menor a cinco años.
Cabe decir que el término oxodegradable hace referencia a un agente químico que favorece la degradación, el cual se introduce al momento de elaborar ciertos plásticos.
“Esto sólo tendría sentido si se articula con los sistemas de gestión, es decir, si de verdad sólo tuviéramos plásticos biodegradables que pudieran ser sometidos a composteo”, agregó.
Mencionó que de 2000 a 2009, los residuos plásticos en el país han incrementado su presencia dentro de los residuos sólidos, ya que entre 20 y 30 por ciento de los mismos son plásticos.
“Hacia donde volteamos estamos rodeados de plástico, las pantallas de las computadoras e incluso la ropa, hay una cantidad muy importante, pero lo que más ha crecido son las botellas y bolsas que están conviviendo con nosotros, estamos viviendo la era del plástico”, refirió.
Entre las soluciones al problema es el reciclaje, lo cual se dificulta porque en México la cultura de separación de desechos es endeble. Una segunda opción es usarlas dentro de una valorización energética, lo cual ayudaría a ahorrar los recursos no renovables que se utilizan para su fabricación.
“La tercera opción puede ser aplicar un impuesto obligatorio a las empresas y negocios que ofrecen este tipo de bolsas junto con sus mercancías, como sucedió en el Distrito Federal, aunque puede ser contraproducente porque no hay una norma o técnica a la que puedan someterse todas las bolsas para verificar que sean biodegradables”, comentó.
Durante un estudio que realizaron en la Ciudad de México, detalló, encontraron que sólo cinco por ciento de todos los establecimientos aseguran usar bolsas oxodegradables.
Por último, dijo que en el Distrito Federal se generan nueve mil toneladas de residuos, de las cuales dos mil 500 se va a composteo, de 600 a mil 100 a la cementera, y el resto a los rellenos sanitarios.