La Escuela Superior de Niñas de Xalapa, hoy Escuela Industrial “Concepción Quirós Pérez”, tuvo una vigencia de 1881 a 1907 como formadora de profesoras; fue un semillero de mujeres emprendedoras que poco se ha estudiado, pese a la destacada participación que tuvieron en el proceso de construcción del discurso feminista y sufragista del México de los años veinte, como muestra están Genoveva Cortés, Clemencia Ostos y Luz Vera, expresó la historiadora de la Universidad Veracruzana (UV), Ana María del Socorro García García.

Estas profesoras “abrieron brecha en la lucha para que la mujer obtuviera los mismos derechos que los hombres”, aseveró la académica-investigadora de la Facultad de Historia de la UV, quien realiza sus estudios para obtener el grado de doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la tesis “Un nuevo espacio educativo para las veracruzanas: La Escuela Superior de Niñas de Xalapa”.

Algunas reflexiones desde el género
De ahí se desprende el artículo “Para superar la exclusión: participación de profesoras veracruzanas en las batallas del feminismo y sufragismo en México, 1920-1950”, contenido en el libro Algunas reflexiones desde el género, la primera publicación del Centro de Estudios de Género de la UV (CEGUV).

De acuerdo con García García, en el periodo de 1881 a 1907, la Escuela Superior de Niñas además de instruir en oficios de la época y actividades manuales, fungió como formadora profesoras, antecedente de la Escuela Normal Veracruzana, “una veta de oro que poco se ha estudiado”.

En esta fase egresaron de la citada institución 134 niñas y la académica de la Facultad de Historia realizó un seguimiento de aquellas que se titularon como profesoras de instrucción elemental, primaria o superior.

Se ha estudiado mucho de los maestros pero no de las maestras, y al igual que las egresadas de la Normal Veracruzana, algunas de las egresadas de la Escuela Superior de Niñas se fueron a dar clases  en escuelas del medio rural, otras se trasladaron a trabajar y continuar sus estudios en la Ciudad de México, donde paralelamente se sumaron a movimientos que pugnaban por la igualdad entre hombres y mujeres, comentó.

En el artículo contenido en el libro Algunas reflexiones desde el género –coordinado por la titular del CEGUV, María Eugenia Guadarrama Olivera–, la historiadora planteó su análisis sobre cómo se inserta la labor de tres destacadas profesoras veracruzanas en el proceso de construcción del discurso feminista y sufragista en el México de los años veinte y las batallas que libraron por demandar derechos civiles y políticos para la mujer mexicana en las décadas de 1930 a 1950.

En entrevista relató que a fines del siglo XIX en México se inició un cambio en cuestión de educación: las mujeres empezaron a asistir a las escuelas para prepararse.

“Primero el afán era que se prepararan porque ellas eran las formadoras de los ciudadanos, pero después se dio la pertinencia de que se prepararan para que con una carrera obtuvieran un trabajo lucrativo, aunque los sueldos –como siempre– eran inferiores. El magisterio fue la primera carrera que se sintió apropiada para las mujeres. Además decían que era necesario que quienes estuvieran al frente en las escuelas de preescolar que se empezaron a formar, fueran maestras.”

Tres mujeres, una misma lucha
Genoveva Cortés, originaria del puerto de Veracruz, fue la primera mujer que ingresó de la Escuela Normal Primaria de Xalapa, hoy Benemérita Escuela Normal Veracruzana, precisó la entrevistada.

Fue profesora en la Escuela Cantonal “Francisco Xavier Clavijero” del puerto de Veracruz –exclusiva para niños–. Posteriormente se trasladó a la Ciudad de México y se desempeñó como catedrática en la Escuela Normal de Profesores, con amplia recomendación de Enrique C. Rébsamen, añadió.

Obtuvo varios nombramientos como el de Directora de la Escuela Normal para Profesoras. De manera paralela a su profesión docente, se incorporó a la Unión Femenina Internacional y entre sus propósitos destacó el de ponderar el papel de las mujeres educadoras, mencionó García García.

Sobre Clemencia Ostos, comentó que nació en Platón Sánchez, pero siempre se le ha reconocido como originaria de Tantoyuca, ambos municipios ubicados en la Huasteca veracruzana.

Ostos estudió en la Escuela Normal Primaria y obtuvo dos títulos: profesora de Instrucción Primaria Elemental e Instrucción Primaria Superior.

Ya en la Ciudad de México, debido a sus méritos académicos fue enviada al extranjero –principalmente a Estados Unidos y Alemania– en diversas ocasiones, para aprender los métodos de enseñanza y las formas de organización en las escuelas.

A la par de sus actividades académicas, se vinculó con la Asociación Cristiana Femenina de México y junto con otras mujeres pertenecientes a diversas organizaciones femeninas acudió al entonces presidente de la República, Manuel Ávila Camacho –vía telegrama– para solicitarle reformas indispensables que permitieran a la mujer obtener completa ciudadanía.

La tercera mujer visibilizada es Luz Vera, originaria de Altotonga. Ella obtuvo su título de profesora de Educación Primaria Superior en la Escuela Superior de Niñas de Xalapa. Se desempeñó como docente en instituciones de Teziutlán, Puebla, la Ciudad de México y Veracruz.

Así como Cortés y Ostos, Vera se involucró en la lucha por la igualdad política del hombre y la mujer en el país. Incluso ocupó la vicepresidencia del Primer Congreso Feminista de la Liga Panamericana de Mujeres que se realizó en 1923, indicó García García.

Destacó que Vera también se tituló como profesora universitaria en Ciencias Filosóficas y Ciencia y Arte de la Educación en la Escuela de Altos Estudios de la Universidad Nacional de Autónoma México; posteriormente se graduó como Maestra en Filosofía por esta misma institución y en 1934 concluyó su Doctorado en Filosofía, también ahí, convirtiéndose en la primera mujer en el país en obtener tal grado académico.

La académica de la Facultad de Historia admitió que la lucha de las profesoras por la igualdad de género en los primeros años del siglo pasado, tiene total relación con lo que actualmente vive el sector magisterial del país.

“Es importante que maestros y maestras estemos mejor preparados, pero que se nos reconozcan los derechos. Hay muchas cuestiones que se están legislando al vapor y hasta de madrugada”, concluyó.

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