Tanto por efecto del cambio climático como de la actividad humana directa, en los próximos años podría producirse una drástica “sabanización” de América Latina, esto es, el reemplazo de las áreas cubiertas de bosques por sabanas o pastizales salpicados con plantas leñosas de bajo porte.
Así lo advirtió el doctor en agronomía Osvaldo Sala, miembro electo de la Academia Americana de Ciencias y Artes e integrante del Instituto Sudamericano de Estudios de Resiliencia y Sustentabilidad (SARAS), en Maldonado, Uruguay. “Si no se adoptan medidas de mitigación, la transformación va a ser rápida y marcada”, sostuvo Sala.
El cambio tendrá enormes consecuencias para los seres humanos que dependen de los servicios que proveen los ecosistemas. Por un lado disminuirá la producción de madera pero por el otro aumentará la capacidad de producción de carne, enfatizó el profesor titular Julie A. Wrigley en la Universidad del Estado de Arizona, en Estados Unidos.
Detalles de esas transiciones fueron publicadas en una serie de trabajos en la revista británica Journal of Ecology. El proceso está dinamizado por los propios dueños de las tierras, quienes, en muchos casos, talan bosques para convertir el territorio en pasturas que puedan proveer forraje y mantener una actividad pecuaria rentable.
“En América Latina, el ritmo de deforestación es el más importante del mundo”, advirtió Sala, quien también integra la Academia Nacional de Ciencias Físicas y Naturales de Argentina.
Sin embargo, señaló el investigador, también existen zonas donde se produce la transición inversa: los pastizales se transforman en bosques, un proceso conocido como “arbustización” y que no depende sólo de la actividad del hombre. El fenómeno tiene impacto sobre los ecosistemas y la economía. En un estudio reciente publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos (PNAS), Sala y sus colegas del SARAS utilizaron censos agropecuarios e imágenes satelitales para calcular que por cada 1% de aumento de la cobertura por árboles disminuye entre 0,6 y 1,6 la cantidad de vacas reproductoras por metro cuadrado.
Los cambios de bosque a pastizales y viceversa han recibido cada vez más atención en la literatura científica durante las dos últimas décadas debido a su extensión global y al impacto en el funcionamiento de los ecosistemas, dijo Sala. “Nuestro objetivo es estudiar las transiciones y sus consecuencias en los ecosistemas y compartir la evidencia científica que reunimos con los diferentes actores de la sociedad para establecer caminos que nos conduzcan a una relación sustentable con la naturaleza sin la cual no podríamos subsistir”, añadió.
El Instituto SARAS es una iniciativa colectiva de la Universidad de Wageningen (Holanda), la Universidad de la República de Uruguay, la Alianza de Resiliencia (Resilience Alliance), el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay y la Intendencia de Maldonado, en Uruguay. Asimismo, mantiene vínculos permanentes con el Instituto Beijer de Economía Ecológica (Suecia), el Centro de Resiliencia de Estocolmo (Suecia), la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos), la Universidad del Estado de Arizona (Estados Unidos) y el Centro Nacional Patagónico (CENPAT) en Puerto Madryn, Argentina, entre otras instituciones.