Un grupo de científicos mexicanos desarrolló una prueba molecular que permite conocer desde la octava semana de embarazo malformaciones genéticas en fetos, informó hoy el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).

     Además de conocer la salud genómica del bebé, el estudio permite conocer la presencia de síndromes como el de Down, de Turner y de Klinefelter, además de aneuploidías severas (defectos en los cromosomas) relacionados con amenaza de aborto.

     El Cinvestav, adscrito al Instituto Politécnico Nacional, la segunda institución de educación pública superior del país, indicó en un comunicado que los padres podrán conocer el sexo del producto en la cuarta semana, antes que el ultrasonido.

     El Diagnóstico Genético de Células «Fetakes» es una técnica de biología molecular que permite tener un panorama de los 46 cromosomas del genoma humano y detectar a tiempo los aneuploidías que generan desde un riesgo de aborto hasta las malformaciones congénitas.

     La investigadora del Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav, Esther López Bayghen, agregó que el análisis genómico comparativo como técnica se utiliza desde hace varios años en países de primer mundo para analizar genomas bajo diversas circunstancias.

     «Hacerlo para diagnosticar al bebé es algo que sólo hacemos en el centro. Somos los primeros que la empleamos para diagnosticar la salud genómica del bebé», expresó.

     La prueba tiene una certeza de más de 95 por ciento, además, en comparación con otras pruebas como la amniocentesis, que tambié verifica el material genético, ésta es más completa.

     El estudio analiza todos los cromosomas, incluido los sexuales, por lo cual se puede determinar el sexo en la octava semana y no esperar hasta la 12 como ocurre con el ultrasonido, además no es invasiva, ni riesgosa y es menos costosa.

     La experta en biología molecular explicó que con el ultrasonido el primer examen de riesgo se lleva a cabo en la semana 12 y aún así tiene sus inconvenientes, pues se requiere un ultrasonido muy moderno y un buen especialista que pueda detectar los primeros indicios de malformaciones.

     La prueba  «a un costo de 4.600 pesos (unos 355 dólares) se recomienda a mujeres embarazadas mayores a 35 años que hayan estado expuestas a algún tóxico o medicamento agresivo, a radioactividad, o que hayan sufrido dos o más abortos previos o antecedentes de un hijo o familiares con alteraciones genéticas.

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