Ginebra, 19 jun (EFE).- La villa de Ginebra conmemoró hoy el 250 aniversario de la condena del ‘»Contrato Social'» y ‘»Emilio'», dos de las obras emblemáticas de Jean-Jacques Rousseau, que fueron pasto de las llamas al ser consideradas sediciosas, impías y sacrílegas por parte de las autoridades locales de la época.
Bajo el cargo de subversión de la religión, la moral y las costumbres, el Pequeño Consejo de Ginebra, a instancias del fiscal general Jean-Robert Tronchin, rompió sus relaciones con su ciudadano más ilustre el 19 de junio de 1762.
Ese día, ejemplares de ambas obras -consideradas el catecismo del hombre (Emilio) y el catecismo del ciudadano (el Contrato Social)- fueron quemados frente a la puerta del Hotel de Ville, en el barrio antiguo de Ginebra, donde el actual ayuntamiento recreó la fecha.
Varios actores interpretaron los papeles del fiscal Jean-Robert Tronchin y de Charles Pictet, abogado defensor de Rousseau, que tras la condena y la ruptura de relaciones oficiales con la ciudad tuvo que huir inmediatamente al cantón de Berna, donde le habían dado garantías de que podría seguir disfrutando de libertad.
Se instaló en la localidad de Yverdon, pero poco después fue expulsado, por lo que Rousseau se instaló en el principado de Neuchatel, que dependía del rey de Prusia, donde escribe en 1763 escribe ‘»Carta a Christophe de Beaumont, arzobispo de París'» en defensa de las ideas expresadas en sus obras condenadas.
La Universidad parisina de La Sorbona había condenado previamente ‘»El Contrato Social'» y ‘»Emilio'», acusando al autor de ser «un gran maestro de corrupción y error», pero Ginebra fue más allá, quemando ambos libros y prohibiendo a Rousseau residir en la ciudad.
Rousseau estaba a punto de cumplir 50 años. Considerado por Kant como ‘»el Newton de la moral'», el filósofo suizo nació el 28 de junio de 1712 en Ginebra, una ciudad que este año se está volcando con el trescientos aniversario del nacimiento de su ciudadano más ilustre.
Dentro de dos semanas, se celebrará el día grande, coincidiendo con el 300 cumpleaños, con un cortejo oficial por el centro de la ciudad, un banquete republicano y un debate sobre la modernidad, y espectáculos de ficción histórica para celebrar a Rousseau.
Rousseau murió en el exilio, en la localidad francesa de Ermenonville en 1778, sin poder regresar a su Ginebra natal.
Tuvieron que pasar 14 años, hasta 1792, cuando Ginebra dio marcha atrás y rehabilitó la figura Rousseau.
En diciembre de ese año, el comité revolucionario al frente de la ciudad declaró: ‘»El decreto dirigido contra la persona del ciudadano Jean-Jacques Rousseau y los juicios expresados en contra de sus obras son declarados nulos'».
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