Berta Mª Lledó, investigadora de la Universidad de Alicante (UA), está al frente de un proyecto de arqueología subacuática contemporánea sobre un barco perteneciente al imperio otomano que se hundió en Japón a finales del XIX.
Lledó es la directora del área de arqueología del proyecto junto a un equipo internacional de investigadores del Instituto de Arqueología Náutica (INA), la mayor organización del mundo dedicada al estudio de la interacción del hombre con el mar.
La fragata Ertuğrul pertenecía a la marina otomana bajo el Sultán Abdul Hamid II y fue construida en Estambul en 1858, con una estructura combinada de madera y hierro y tres palos, a la que se dotó de un motor de vapor en 1864 en Portsmouth (Reino Unido).
El 14 de julio de 1889 partió hacia Japón en una misión diplomática con la que se pretendía estrechar los lazos entre ambas naciones. La fragata se hundió el 16 de septiembre de 1890, tras completar su misión con éxito solo dos días después de iniciar su regreso desde Japón a Turquía. De sus 609 tripulantes solo pudieron salvarse 69. Aunque el gobierno japonés realizó un rescate, una gran cantidad de materiales decorativos y personales quedaron a 15 metros de profundidad en las rocas Funagora.
Se han recuperado, catalogado y fotografiado más de 8.000 piezas
El proyecto arqueológico incluye trabajos de prospección en 2007 y excavaciones entre 2008-2010 y 2015, que han recuperado, catalogado y fotografiado más de 8.000 piezas, tanto en el Ertuğrul Research Center en Kushimoto (Japón), como en el Laboratorio de Conservación de Nixon Griffis, situado en el centro de investigación del INA en Bodrum (Turquía) y especializado en materiales provenientes de yacimientos marinos.
Análisis integral
Entre el material encontrado, hay desde balas y clavos hasta piezas japonesas de porcelana, que iban embaladas como regalos. También frascos de perfume, restos de instrumentos musicales y utensilios domésticos.
El trabajo realizado por Berta Lledó traza un análisis integral del naufragio y sus restos como un testimonio de la historia contemporánea pero también como un ejemplo singular de la construcción de una memoria común que ha construido un lazo de amistad y de colaboración entre las dos naciones con exposiciones, memoriales y divulgación histórica. Constituye un ejemplo de la investigación internacional y puntera en arqueología reciente, señala la UA.
El hundimiento del barco otomano frente a las costas de Japón incluso se llevó a la gran pantalla en 2015 con la película Ertugrul 1890.