Esta experiencia se publicó a principios de los 90 en la Revista Colombiana de Cirugía Plástica, y en 1999, el cirujano publicó su primera serie de 110 casos en Plastic and Reconstructive Surgery, la revista de cirugía plástica más prestigiosa del mundo. Hasta la fecha, el profesor Osorno ha practicado 540 cirugías reconstructivas en 490 pacientes en el país.
En Colombia, como en todas partes del mundo, se presentan malformaciones congénitas que son objeto de estudio y tratamiento en población infantil. En la oreja, por ejemplo, la más frecuente es la llamada microtia (oreja pequeña) y ocurre en uno de cada 8.000 nacimientos en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La reconstrucción de la oreja se puede iniciar a partir de los ocho años de edad, cuando se alcanza entre un 80 por ciento y un 90 por ciento del tamaño de la oreja del adulto, y puede mantener una simetría perdurable durante el resto del crecimiento. Esta cirugía puede llevarse a cabo también en el adulto.
El fundamento del procedimiento es el uso del cartílago costal, concretamente el de las costillas sexta, séptima y octava. Su extracción no genera consecuencias adversas para la movilidad del tórax, salvo una cicatriz oblicua en la base del mismo y, en ocasiones, un discreto hundimiento durante la inspiración forzada.
“El procedimiento suele ser más sencillo en los pequeños. Los adolescentes y adultos tienen cartílagos ligeramente más rígidos, pero siempre será posible una reconstrucción”, afirma el cirujano, quien advierte que si un paciente padece alguna enfermedad (diabetes, complicaciones renales o cardíacas) podría presentar algún riesgo durante la operación.
Cartílago tallado
A principios de los 80, el norteamericano Burt Brent publicó su experiencia en la reconstrucción de oreja con cartílago de costilla, la cual mostró mayor calidad estética. En ese momento, el cirujano plástico reconstructor y docente de la Universidad Nacional (UN) de Colombia Gabriel Osorno comenzó a trabajar con esta técnica.
La reconstrucción del pabellón auricular consta de cuatro intervenciones quirúrgicas, como lo recomienda la técnica descrita por el doctor Brent. Una vez extraídos los cartílagos de las costillas mencionadas, se tallan y se ensamblan para armar una oreja de las mismas dimensiones y contornos de la normal. Los segmentos se fijan con material de sutura.
En la última fase, se practica una incisión en la región defectuosa de la oreja y se extrae su cartílago; luego se realiza un “bolsillo de piel”, en el cual se aloja el injerto de cartílago tallado.
Se tiene la precaución de acomodarlo en posición simétrica, con relación a la oreja del otro lado. Posteriormente, se introduce un tubo plástico delgado para drenaje, conectado a un recipiente plástico que succiona la poca sangre que puede acumularse. De este modo, se asegura que la piel se adhiera estrechamente al cartílago tallado.
Las restantes tres cirugías pueden practicarse con intervalos no menores a tres meses. En la segunda intervención se realiza la acomodación del lóbulo, casi siempre presente en la microtia, pero en posición errónea. En la tercera, se reconstruye una excavación que simula la presencia de un conducto; y en la última, la oreja es separada de la cabeza mediante un injerto de piel.
Alternativas de reconstrucción
Aún hoy se considera la reconstrucción auricular con injerto de cartílago de costilla como un procedimiento complejo, que tiene dificultades técnicas particulares y en el que pocos cirujanos plásticos logran resultados satisfactorios. “El tallado se realiza utilizando solamente el bisturí para reproducir los altos y bajos relieves de la oreja, que debe tener proporciones precisas para obtener buenos resultados”, explica el experto.
Debido a la exigencia de este tipo de intervenciones, se han desarrollado alternativas como la reconstrucción con orejas de poliuretano poroso.
En este caso, se usa un material inerte y biocompatible, lo que aparentemente representa una ventaja, pues no es necesaria la cirugía en el tórax. Sin embargo, teniendo en cuenta que el implante es de material artificial, adelgaza paulatinamente la piel que la cubre, por el roce y movimiento frecuente sobre el poliuretano, hasta que se expone y se pierde la reconstrucción.
Otra alternativa es la reconstrucción con prótesis externas de silicona que se fijan a la zona auricular, mediante tornillos de titanio implantados en el hueso. Esta prótesis debe removerse diariamente para higiene y lavado, y debe cambiarse cada dos o tres años por deterioro del material y la coloración.
El profesor Gabriel Osorno concluye que esta no es una opción para niños y jóvenes, por las implicaciones psicológicas y las limitaciones potenciales, pero sí es una alternativa para pacientes mayores con amputaciones por cáncer o accidentes.
La reconstrucción de la oreja con cartílago de costilla es actualmente la técnica más utilizada en el mundo. Al tratarse de un tejido vivo y propio del paciente, ofrece mayores posibilidades de perdurabilidad y comodidad.
(Universidad Nacional de Colombia/Dicyt)