Debido a que el sistema privatizador del fondo de pensiones fracasó en Argentina, Chile, Estados Unidos e Inglaterra y que también se está hundiendo en otros países, es necesario reestatizar los fondos de pensiones, porque si en el futuro desaparecen, no habrá responsables, señalaron los doctores Max Ortega Aguirre y Ana Alicia Solís de Alba, profesores-investigadores del Departamento de Sociología y autores del libro Privatización y despojo. Las pensiones del ISSSTE.

Los académicos de la Unidad Iztapalapa expusieron que en el fondo de pensiones hay dos billones de pesos que “equivale a 12.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país”. Además, indicaron, en México existen 49 millones 491 mil 013 cuentas y de éstas sólo 22 millones 218 mil 679 están activas.

A estas cifras hay que agregarle que este año sólo tres Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) –Banamex, Banorte y Coppel– son las que administran el 59.5 por ciento de los fondos de pensiones y prepagos.

Mostraron que de 1998 a 2007 se cobraron dos tipos de comisiones: sobre flujo, que es lo que depositan a las cuentas de los trabajadores; y sobre saldo, lo que cada trabajador acumula en su cuenta.

“Nos cobraban comisión sobre los dos billones y en diciembre de 1999, la comisión implícita del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) era de 8.61 por ciento, esto es un robo descomunal. En el mundo las Afores cobran 0.40 por ciento en promedio”, agregaron.

Las Afores obtuvieron ingresos totales por cobro de comisiones, entre marzo y agosto de este año, por 66 mil 341 millones de pesos. “Este es un negocio para el capital financiero porque las Afores siempre ganan y los trabajadores siempre pierden. Y en un proceso de recesión esto se vuelve todavía más grave para todos”.

Dado que el sistema privatizador del fondo de pensiones fracasó en muchos países –y está fracasando en varios de América Latina– propusieron “reestatizar los fondos de pensiones, porque si el día de mañana éstos desaparecen no habrá responsables”.

Opinaron que no debe cobrarse comisión a las cuentas inactivas, porque las 27 millones de éstas “tiene más de cuatro años a las que no se le deposita nada, ni por parte del patrón, ni del gobierno, y de todos modos las Afores cobran la comisión por administración como si fueran activas”.

“Planteamos también que cuando los fondos de pensiones sufran pérdidas, las Afores no cobren la comisión por administración. Esto es, que sólo se cobren cuando haya utilidades en los fondos de pensiones”, concluyeron.

El doctor Octavio Nateras, director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades (CSH) de la Unidad Iztapalapa, destacó las fuentes a las que recurren Ortega y Solís de Alba porque tienen que ver con referentes teóricos y conceptuales vinculados a documentos, artículos y publicaciones oficiales que permiten una perspectiva puntual de valoración sobre las circunstancias, lo que devela “un procedimiento metodológico y una estrategia de descifrar la realidad a partir de documentos actuales”.

El trabajador jubilado del ISSSTE, Marco Antonio Hernández Pérez, quien participó como comentarista, recordó que durante el sexenio de Vicente Fox se reformaron las reglas para otorgar créditos de vivienda por medio de una campaña que propuso como algo “novedoso” que los créditos fueran sorteados. “Dijeron que con los sorteos todos los trabajadores tendrían las mismas posibilidades, y éstos se fueron con el engaño: no cuestionaron que con dicha reforma se daba entrada a la iniciativa privada en la construcción de viviendas”.

Adriana Cota Sánchez, promotora cultural de la Unidad Xochimilco, señaló que a casi tres décadas de que iniciara el proceso de privatización de las pensiones “el balance para las y los trabajadores es absolutamente negativo”, y fue el capital financiero el que hizo jugosos negocios con el dinero de los trabajadores a través de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores).

Los recursos ahorrados para la jubilación y las pensiones de la clase trabajadora –argumentó– “son muy importantes para el gran capital, ya que de acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional, los activos de los fondos en el mundo llegaban a finales de la década de los años 90 a 14.46 billones de dólares”, valor que, dijo, “supera al de la economía de Estados Unidos”.

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