Originaria de nuestro país, la guacamaya roja (Ara macao cyanoptera) ha visto disminuidas sus poblaciones de manera alarmante, debido a la destrucción de su hábitat y a la captura de sus polluelos fuera de ley para su comercialización; estudios al respecto en 2013 revelaron que el número aproximado de la población silvestre era de 400 individuos en el territorio nacional.
Con la idea de reintroducir a esta especie, empresarios del parque eco-arqueológico Xcaret, en Playa del Carmen (Quintana Roo), tuvieron la idea de hacer una colonia reproductiva, desde hace 20 años, pero no lograron liberar a las aves debido a que no contaban con los permisos sanitarios que comprobaran que no contenían patógenos de enfermedades psitacinas (propias de loros y afines, a veces presentes en cautiverio), ni tampoco con las pruebas genéticas que corroboraran su origen.
Para solucionar el problema, el Instituto de Biología, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizó los estudios correspondientes con las parejas reproductivas en cautiverio en Xcaret. Con esto fue posible arrancar el primer proyecto de reintroducción de guacamaya roja en Palenque, Chiapas, en el 2013. Y en junio de 2014 se liberaron 27 guacamayas rojas en la Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas (Veracruz), para la segunda, en marzo de 2015, fueron 29 y en agosto pasado también 29. La idea es llegar a 500 para asegurar su permanencia en la región.
La doctora Patricia Escalante Pliego, coordinadora del proyecto e investigadora de la UNAM, detalla que para la cultura maya la guacamaya roja es un ave sagrada, que se distingue por su plumaje rojo escarlata y el amarillo de las plumas secundarias que cubren sus alas; además, no tiene plumaje en el rostro, el iris en los adultos es de color gris y amarillo claros y las patas color oscuro.
Se sabe que la Ara macao cyanoptera ha habitado el sur de Tamaulipas, y también los estados de San Luis Potosí, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas y Oaxaca, y los países de Centroamérica hasta Costa Rica.
La doctora Escalante Pliego explica que en el aviario en Xcaret, las guacamayas rojas destinadas a ser liberadas reciben entrenamiento para valerse por sí mismas, pues por permanecer en cautiverio pueden una vez libres ser presa fácil de depredadores; asimismo, se les educó para alimentarse por sí mismas a fin de que reconozcan y consuman productos oriundos.
“La primera vez se liberaron 27 aves en Los Tuxtlas, el 14 de junio de 2014, de las cuales tuvimos seis decesos y tres desaparecidas o dispersadas, pero hemos ido aprendiendo de nuestras experiencias, pues de las 29 en la segunda liberación, en marzo pasado, hubo un deceso y tres desaparecidas o dispersadas. Al día de hoy vuelan libremente en Los Tuxtlas, 72 guacamayas rojas.
“Para poder llevar un monitoreo de las liberadas hemos probado usando radiocollares pero no ha sido el mejor método, porque ellas se alejan entre las colinas volando mucho más rápido de lo que las podemos rastrear. Por otro lado, todas las guacamayas traen un chip de identificación, un anillo cerrado y se cuenta con una muestra de sangre de cada una de ellas, para poder identificarlas con DNA en el caso de que sean atrapadas. Por otra parte, las aves adultas que tienen pareja quizá empiecen a buscar sitios para anidar y estamos ayudándolas también en ese aspecto, mediante la colocación de cajas-nido porque sabemos que no hay suficientes árboles grandes para que encuentren cavidades adecuadas”.
La ornitóloga de la UNAM hace hincapié en que la mejor manera para cuidar a las guacamayas liberadas es la observación presencial. “Las áreas elegidas son zonas de ecoturismo y para los habitantes de la región son un atractivo especial, por ello han aprendido a apreciarlas y nos dan información si las ven”.
Asimismo, señala que el programa multiinstitucional implica también recuperar el bosque, pues de no ser así, la posibilidad de que esta especie sobreviva se reduce. “El propósito es recobrar parte de lo que se ha perdido en biodiversidad de la región, y con ello de su cultura, lo que ha motivado a jóvenes lugareños a participar en el proyecto”.
La tercera liberación se realizó en agosto de 2015 en el marco del Programa de Conservación de Especies en Riesgo. Además de la UNAM y del parque Xcaret participan en el proyecto la Universidad Veracruzana, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, las asociaciones civiles Defenders of Wildlife México, Acajungla A.C., Bosque Antiguo AC, así como Aluxes Ecoparque.
Finalmente, la doctora Escalante Pliego indica que se espera llegar a una población de 500 guacamayas rojas en los próximos años, pero para ello requieren la colaboración de donantes que quieran apoyar la iniciativa.
(Agencia ID)