Remolinos y nubes tormentosas podrían estar siempre presentes en los fríos orbes celestes llamados enanas marrones. Nuevas observaciones realizadas con el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA sugieren que la mayoría de las enanas marrones se encuentran agitadas por una o más tormentas con un tamaño similar al de un planeta y parecidas a la “Gran Mancha Roja” de Júpiter.

Según Stanimir Metchev, profesor de la Universidad de Ontario (Canadá) y jefe del equipo de investigación de las enanas marrones, “A medida que las enanas marrones giran sobre su eje, la alternancia entre lo que creemos que son regiones nubladas y sin nubes produce una variación periódica en el brillo que nosotros observamos”, dijo Stanimir Metchev, de la Universidad de Ontario, Canadá. “Estos son signos de fragmentación en la cubierta de nubes”.

Las enanas marrones se forman como las estrellas, pero carecen de masa para fusionar átomos continuamente y convertirse en estrellas de pleno derecho. Son, en cierto modo, los «parientes» masivos de Júpiter. 

Los científicos piensan que las regiones nubladas de las enanas marrones toman la forma de tormentas torrenciales acompañadas por vientos y posiblemente, por rayos más violentos que los de Júpiter o de cualquier otro planeta de nuestro sistema solar. Sin embargo, las enanas marrones estudiadas hasta ahora son demasiado calientes para que en ellas se produzcan lluvias de agua; en su lugar, los astrónomos creen que la lluvia en esas tormentas, al igual que en las propias nubes, está hecha de arena caliente, hierro fundido o sales minerales.

En el programa de investigación de Spitzer llamado “Clima en otros mundos”, los astrónomos utilizaron el telescopio espacial para observar 44 enanas marrones mientras rotaban sobre su eje hasta 20 horas. Resultados anteriores sugerían que algunas enanas marrones tienen una meteorología turbulenta, así que los científicos esperaban ver que una pequeña fracción de ellas cambiarían de brillo con el tiempo. Sin embargo, para su sorpresa, la mitad de las enanas marrones mostró las variaciones. Si tenemos en cuenta que la mitad de los objetos podrían estar orientados de tal modo que sus tormentas estarían siempre escondidas o a la vista y sin cambios , los datos sugieren que son comunes las tormentas turbulentas en las enanas marrones.  

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