La producción editorial universitaria se encuentra debilitada a causa de seguir un esquema de coediciones en la que empresas editoriales solamente aportan su trabajo en especie, dejando la carga económica de la producción en manos de las universidades públicas, lo cual aumenta el costo final del libro al tiempo que se conforman catálogos dispares, manifestó el maestro Carlos Gallardo Sánchez.
El Jefe de Proyecto Difusión y Publicación de la Unidad Cuajimalpa dio a conocer en la XXXVI Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería las Colecciones Editoriales de la UAM Cuajimalpa de la División de Ciencias Sociales y Humanidades (CSH), junto con Selva Hernández, diseñadora y directora de Ediciones Acapulco, quienes de manera colectiva se dieron a la tarea de crear un manual de diseño editorial con el fin de unificar y dotar de identidad a las nuevas publicaciones.
“Este año cumple una década de existencia la Unidad Cuajimalpa, en este tiempo la División de CSH suma 67 libros publicados entre obras individuales y colectivas escritas por profesores-investigadores. De estos títulos, 61 son coediciones tanto de editoriales privadas como institucionales y únicamente seis han aparecido con el sello de la UAM”, señaló el maestro Gallardo.
Indicó que la decisión de comenzar a trabajar a partir de colecciones, la producción editorial de un espacio académico universitario, surgió de la identificación de una problemática específica originada por atender un requisito de evaluación académica establecido desde el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el cual exige a los profesores-investigadores presentar libros publicados en editoriales de reconocido prestigio académico.
“Al principio, las coediciones formaron parte de una decisión estratégica, pero debido a la carencia de normas editoriales o de lineamientos gráficos para publicaciones académicas de esta naturaleza por parte de editoriales privadas, la realización del libro quedó delegada a la universidad, y esto nos reveló una profunda falta de planificación y deficiencias para garantizar por sí mismas la publicación de obras de calidad”, expresó.
Tras las huellas de Rousseau (Filosofía, política, estética, religión), Lecciones de Filosofía moral y Estado y Ciudadanías del agua. Cómo significar las nuevas relaciones, son los tres primeros títulos de estas colecciones, que según el maestro Gallardo Sánchez están “encaminadas a crear libros con personalidad fuerte sin eliminar su rigor académico y que son además objetos estéticos, algo muy raro en los libros universitarios”, apuntó.
Ante este contexto, donde los editores universitarios se convirtieron en administradores y redacta oficios sin verse involucrados con la materia del trabajo editorial, se ubicó a la solvencia de la planta académica como un punto de balance positivo en estas coediciones.
Selva Hernández dio a conocer parte del proceso técnico emprendido para la construcción de un manual de diseño editorial pensado especialmente para libros de la División de CSH de la Unidad Cuajimalpa de la UAM en una colección que se divide en cuatro áreas básicas: Humanidades, Ciencias Sociales, Estudios Institucionales y Estudios Transdisciplinarios.
“Creemos que este tipo de libros están dirigidos a un lector que requiere de contenidos especializados, los cuales clasificamos de acuerdo con los campos de conocimiento principales que se siguen en la Unidad Cuajimalpa, un trabajo que pretende ir sentando bases sólidas para toda la producción de la Universidad”, resaltó.
A través de un formato interactivo que sigue colores y formas para cada colección, Selva Hernández explicó que dicho manual fue elaborado por un grupo especializado en la labor editorial compuesto por un formador, un editor y ella misma, quienes lograron al cabo de un mes presentar una solución de diseño que incluye propuestas para el uso de elementos tipográficos y estilos gráficos específicos con la finalidad de facilitar y dinamizar la lectura.
“Para la colección de Humanidades se eligió el color verde por tratarse de un área que se percibe como orgánica, es decir que crece en sí misma a partir de diferentes perspectivas; en el caso de Ciencias Sociales, se propuso el color naranja así como polígonos porque es el campo donde se incluyen disciplinas base; los Estudios Institucionales se identifican por el color amarillo refiriendo a elementos de luz; en tanto que, para las colecciones Transdisciplinarias se utilizó el color rojo por interpelar a la sinergia que se generan en estos estudios”, finalizó.
(UAM)