Sergio Cárdenas Denham, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), encabezó un estudio que reveló la existencia de un esquema de segregación en las escuelas públicas, donde los alumnos provenientes de entornos familiares en situación de pobreza son remitidos, mayoritariamente, a los turnos vespertinos.
Cárdenas Denham concluyó que la práctica —o norma en algunos casos— de relegar a los alumnos de menores recursos en un solo turno puede generar un círculo vicioso que los estigmatiza, disminuye sus expectativas educativas y detona su deserción del sistema escolar.
El investigador del CIDE describió el desarrollo que siguió en su estudio y expuso las diferencias cualitativas y cuantitativas que genera esta práctica de segregación.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué resultados arrojó la investigación? ¿Encontraron signos de desigualdad?
Sergio Cárdenas Denham (SCD): Cualitativamente encontramos que sí, que los directores de manera informal usaban criterios de ingresos, de pago de cuotas, de desempeño escolar, incluso de pruebas, y a los alumnos de menor desempeño académico los mandaban a la tarde, si reprobabas te vas a la tarde, si tenías más edad de la reglamentaria te enviaban a la tarde. Entonces lo que se hizo era un esquema de segregación formal, por norma terminabas enviando a niños con menores recursos al turno vespertino, y eso provocaba en estricto sentido una situación muy injusta, donde los alumnos que más requerían del apoyo del estado, del apoyo de la escuela, de mejores profesores, se iban a las escuelas que menores recursos tenían para acompañarlos.
Ese fue el primer estudio y se demuestra, tú ves las bases nacionales, hay más niños pobres en la tarde, hay niños con menor desempeño académico en la tarde, hay niños con mayor edad en la tarde; en las escuelas vespertinas en promedio tienen mayor posibilidad de deserción, entonces se da esa segregación.
AIC: ¿Qué factores propician esta segregación?
SCD: Hicimos un segundo estudio para tratar de descubrir por qué lo hacían los directores, y lo que encontramos es que muchos directores no tienen una definición muy clara de lo que es equidad, es decir, lo que hacían era tomar decisiones siendo eficientes, entonces decían para mí es muy eficiente separar alumnos bajo criterios de desempeño, mando unos en la mañana y mando unos en la tarde, pero no habían reflexionado suficiente acerca de qué implicaciones tenía sobre términos de equidad.
Derivado de eso hicimos otros dos estudios: uno en Colima, donde se deciden modificar las maneras de inscribir y se hace una lotería donde las escuelas tienen más solicitudes que espacios, en lugar de que el director diga “tú te vas a la mañana y tú te vas a la tarde”, se hace una lotería, y se supone que esa lotería permitiría evitar esa segregación, es decir, en lugar que el director diga “los pobres en la tarde, los más ricos en la mañana”, es una lotería que se hace completamente aleatoria y en principio deberían estar distribuidos de la misma forma en la mañana y tarde.
AIC: ¿Dio resultados positivos este esquema?
SCD: Cuando analizamos, lo que encontramos es que efectivamente los jóvenes se empiezan a distribuir en los dos turnos, esa es una situación favorable.
Luego hicimos un estudio en concreto para analizar lo que denominamos equidad social, es una forma de entender que los funcionarios públicos identifiquen cuál es la consecuencia de su decisión en términos de equidad, en donde vemos que la lotería efectivamente restringe o limita la discrecionalidad del director, y al limitar esa discrecionalidad lo que tienen son distribuciones más iguales entre turnos.
AIC: Fuera de Colima, ¿esta problemática se observa en todo el país?
SCD: Esto se observa en todo el país, es un criterio nacional, aunque hay variaciones; por ejemplo, hay algunos estados donde sí piden una prueba, entonces tú haces la prueba y esa prueba, literal, es un punto de corte, donde el que tenga ‘x’ puntos se va a la mañana y el que tenga menos de esos puntos se va a la tarde.
En la Ciudad de México, por ejemplo, tiene incluso un ISO, es decir, este proceso de segregación tiene certificado, en otros no es explícito, simplemente se habla de que el director tendrá la facultad de elegir quién se va a la mañana, quién se va a la tarde. En promedio, lo que observas es que todas las escuelas terminan enviando a los niños con menos recursos en la tarde, pero es nacional, prácticamente en todos los estados observas esta tendencia de segregar alumnos, excepto en Colima.
AIC: Este proceso que se echó a andar en Colima, ¿comenzó como una prueba piloto?
SCD: No, lo hicieron en todo su sistema para educación primaria y secundaria, fue una iniciativa local, completamente de gobierno del estado (…) Ellos identifican escuelas de alta demanda, mandan cartas a los padres informándoles que va a haber un proceso de registro, y las escuelas que registren un número mayor de solicitudes tienen que hacer un sorteo en la escuela para que a través de ese sorteo se asigne a los alumnos.
Fue algo completamente espontáneo, no dirigido, no es una política nacional, pero cuando evalúas el impacto de la política encuentras un efecto positivo en términos de distribución de alumnos con menos recursos entre turnos.
AIC: ¿Esta segregación trae consigo consecuencias académicas?
SCD: No se ha podido demostrar porque no había información suficiente para hacerlo, pero basado en la evidencia que se tiene de otros países, habría varias rutas para que terminen en desigualdad: uno, son las expectativas, se ha probado que si un profesor tiene altas expectativas en los alumnos, el alumno responde, lo que sucedía con este sistema es que tú los etiquetabas, prácticamente les decías “tú eres un alumno que no tiene muchas probabilidades de tener un buen desempeño y te mando a la tarde con niños que además son como tú”.
La segunda ruta es que hay un efecto que se llama efecto de pares, donde tú te beneficias o te perjudicas del capital cultural de tus compañeros, dicho de otra manera, si tú tienes un alumno que no tiene el mejor desempeño académico, pero interactúa con niños que tienen buen desempeño académico, muy probablemente se va a beneficiar de esa interacción, al menos en promedio, y esos alumnos tienen un buen desempeño académico por un capital cultural, por ejemplo, tienen más libros, sus padres a veces tienen mejor educación, y eso termina beneficiando al niño con menores recursos.
La tercera ruta que encontramos es que si bien muchos de los resultados se explican por la familia, los pocos recursos que había dentro de la escuela pues se reducían, las escuelas de turno vespertino tienen menos recursos, menos libros, menos computadoras, incluso encontramos en algunas que las bibliotecas las cierran bajo llave, los laboratorios de cómputo los cierran bajo llave, es decir, tienen menos recursos.
AIC: La pirámide poblacional comienza a invertirse, ¿seguirá habiendo turnos vespertinos y un esquema de desigualdad dentro de los mismos?
SCD: Todavía continúan, en todo el país todavía hay escuelas de doble turno, de hecho el fenómeno se va a ir moviendo, es como una doble ola, es decir, efectivamente la dinámica de la población va reduciendo el número de personas que requieren atención primaria, entonces hay una tendencia a hacer escuelas de tiempo completo, entonces los turnos vespertinos en principio van a ir cerrándose. Yo no creo que desaparezcan porque tenemos un esquema de planeación de atención en el que todavía hay zonas de la ciudad que requieren escuelas de doble turno, es decir, en promedio efectivamente tienes menos niños, pero hay zonas de la ciudad que todavía requieren los dobles turnos y además va a ser evidente en secundaria y va a ser evidente en bachillerato. Es decir, efectivamente, en primaria se están cerrando dobles turnos, pero en secundaria continúan y en bachillerato van a abrirse, porque ahora la presión está en educación media.
El temor es que lo que sucedía en primaria y secundaria ahora suceda en bachillerato, y entonces que tengas criterios de segregación donde al abrir bachilleratos vespertinos mandes a estudiantes de menores recursos al vespertino, dicho de otra forma, el problema va a evolucionar.
La ventaja es que con la información que ahora tenemos en principio podrías ayudar a que cuando abras bachilleratos vespertinos o de doble turno, puedas tener más información para evitar una segregación.
Sergio Cárdenas Denham Es doctor y maestro en educación por la Universidad de Harvard, |