Ignacio Bolea, SINC
Josefa Dorta es la responsable en Cuba y Canarias del proyecto Atlas Multimedia de Prosodia del Espacio Románico (AMPER), que busca crear el primer atlas interactivo de entonación de todas las lenguas románicas. En el marco de esta investigación ha publicado el libro Estudio comparativo preliminar de la entonación en Canarias, Cuba y Venezuela (2013, La Página Ediciones), en el que, con su equipo de investigación, analiza las similitudes y diferencias entre las distintas variedades del español habladas en estas zonas y sus raíces comunes.
Normalmente, cuando se habla de comparar idiomas y variedades se piensa más en el vocabulario o léxico. ¿Por qué es importante el estudio de la entonación o prosodia?
Normalmente, ¿qué es lo primero que se distingue al salir fuera y hablar con extranjeros? La música del idioma, cómo suena. A la gente de Islas Canarias, cuando vamos a la España Penínsular, nos dicen con mucha frecuencia “es que vosotros tenéis una musicalidad especial”. Esa música es la entonación, la melodía del habla. Por eso, cuando tú oyes hablar a un habitante de Canarias y a un cubano percibes que, pese a las diferencias de vocabulario, hay más parecido que con un español de Madrid.
Dentro de los estudios de entonación, ¿cuál es el objetivo del proyecto AMPER, al que pertenece este libro?
Este proyecto internacional intenta crear por primera vez un atlas de prosodia de todas las lenguas románicas. El propósito es saber, desde el punto de vista de la entonación, qué es lo que une a todas estas lenguas –lo que hace que todavía las consideremos parte de la misma familia– y qué las diferencia, lo que nos permite distinguir entre idiomas y variedades. Para ello, se hacen estudios específicos de cada variedad y análisis comparativos. Anteriormente, habíamos hecho estudios comparativos del canario con el catalán, el gallego o el asturiano, pero ninguno había sido tan amplio y sistemático como este.
De entre todas las variedades del español, ¿por qué eligieron las de Cuba y Venezuela para su estudio?
Tradicionalmente, el español que se habla en Canarias ha sido un puente entre el de la Península y el de Hispanoamérica, lo que explica buena parte de su interés. Pero empezamos concretamente con Cuba y Venezuela porque históricamente son las dos variedades más cercanas al canario. No hay que olvidar que estos dos países han sido históricamente los dos destinos principales de emigración desde las islas. Esto ha hecho que se escriban cientos de libros y artículos sobre los intercambios históricos o culturales entre estas tres zonas, pero nada sobre la entonación. Por tanto, existía un vacío que teníamos que llenar.
¿Cuáles fueron los principales hallazgos?
El principal punto en común es el llamado patrón final circunflejo en las interrogativas. En el castellano peninsular, cuando preguntas “¿vas al cine?” terminas con un ascenso en la entonación. Sin embargo, en las variedades canaria, venezolana y cubana, al final hay primero una subida y luego una bajada. Este patrón tonal descendente, sin el ascenso previo, también se da en las oraciones enunciativas, pero esto es algo prácticamente común a todas las variantes del español.
En otros aspectos, como el fónico o el gramatical, ¿en qué se parecen estas variantes?
En el rasgo fónico, uno de los elementos más reconocibles es el seseo. En Hispanoamérica, al igual que en Canarias, no existe la distinción entre las ese y la zeta, sino que las pronunciamos de manera similar. Otra cosa que compartimos es que no tenemos el fonema jota en palabras como jamón, sino que realizamos una aspiración igual que la de ese en posición de final de sílaba.
Respecto a la gramática, una de las diferencias más acusadas entre el castellano peninsular y estas tres variedades es el uso del usted por vosotros. Al igual que en América, nosotros utilizamos el ustedes. Otro rasgo característico es nuestra preferencia por el pretérito perfecto simple, mientras que los peninsulares prefieren el compuesto.
Españoles, cubanos y venezolanos compartimos el seseo, el uso predominante del usted o la aspiración de la jota en palabras como jamón»
¿Y en el léxico?
Es una de las parcelas en las que hay más unión. Al igual que el español general tiene influencias como la del árabe, estas zonas comparten muchas palabras de origen común. Ejemplos muy claros son los términos guagua, muy utilizado sobre todo en Canarias y Cuba, que sustituye a la palabra autobús o también papa por patata.
¿Cuáles son las causas que explican estas similitudes?
Fundamentalmente, históricas. La conquista de Canarias por parte de la corona de Castilla hace que se implante el castellano en nuestras tierras en el siglo XV y principios del XVI. Las islas son luego una puerta de entrada al Atlántico, por lo que se convirtieron en un camino hacia las Indias. De ahí las relaciones y semejanzas entre el español de Canarias y el de América. Pero este proceso no ha sido unidireccional, sino que las emigraciones posteriores han hecho que también nosotros adoptemos muchos rasgos del español que se habla en América. Es decir, ha habido un enriquecimiento mutuo.
Pero, teniendo en cuenta la diferencia geográfica, ¿existe un parecido más cercano entre las variedades cubana y venezolana respecto al canario?
No especialmente. El que Cuba y Canarias estén más próximas geográficamente no implica necesariamente que sus variedades sean más afines. De hecho, todas estas variantes pertenecen a la misma rama, la del español meridional o atlántico, que se caracteriza por una serie de rasgos comunes como los mostrados por nuestro estudio centrado en la entonación.
Tras haber completado este trabajo, ¿cuáles son las próximas variedades del español que van a analizar?
Nuestro próximo proyecto comparativo se ampliará a otras dos zonas de gran extensión del español, Colombia y San Antonio de Texas.
Josefa Dorta