Si se ha comprado un televisor recientemente, es probable que sea mucho más «inteligente» que el que tenía antes. Los Smart TV, también llamados televisores conectados o híbridos, dotados de conectividad a Internet, representan en la actualidad un tercio de los televisores vendidos en Europa. Constituyen el eslabón final de una cadena de valor enorme y en rápida expansión impulsada por la convergencia cada vez más intensa entre la televisión e Internet.
Acceder a Internet únicamente desde un ordenador de sobremesa es una costumbre cada vez más anticuada, y lo mismo ocurre con la televisión en el sentido tradicional, lo cual viene motivado en parte por la queja de que «no hay nada en televisión». En los televisores conectados, los canales son interactivos, los contenidos se pueden compartir, puntuar y comentar entre amigos; se pueden recibir y ver vídeos a voluntad, y uno nunca se pierde su programa preferido.
En palabras de Neelie Kroes, Vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de la Agenda Digital: «La televisión conectada» proporciona a los consumidores «la posibilidad de combinar lo mejor que les ofrecen los medios ya existentes con lo mejor que ponen a su alcance los nuevos. Pueden combinar sus programas favoritos de televisión con las redes sociales y sus juegos preferidos; diversos materiales bajo demanda, sin estar sometido a una programación, desde la comodidad de su sofá.»
Y todo esto no se ofrece únicamente desde el televisor del salón. Cada vez hay más contenidos, tanto de la televisión tradicional como de los nuevos medios audiovisuales, a los que se puede acceder a través de diversos dispositivos. Se puede empezar a ver un programa en casa mientras se toma el café por la mañana y seguir viéndolo sin interrupciones por el teléfono móvil de camino al trabajo.
Para los consumidores, todo esto parece un paraíso de entretenimiento, pero hacerlo realidad supone a la vez una gran oportunidad y un gran reto para los operadores de redes, desarrolladores e integradores de sistemas, proveedores de contenidos y creadores. Pero varios proyectos financiados con fondos europeos han respondido a este reto y tratan de hallar los métodos óptimos para servir contenidos y lograr una integración perfecta de todos los medios en interés de los usuarios finales.
De la HD a la 3D: prestaciones voraces en ancho de banda
El proyecto Optiband (1), por ejemplo, se dedica a la emisión de vídeos en alta definición (HD) y bajo demanda (VoD) a través de redes de televisión sobre IP (IPTV), que en la actualidad se suelen sustentar en líneas ADSL («línea de suscriptor digital») para transmitir contenidos audiovisuales de Internet a los usuarios finales aparte de servicios más tradicionales de voz y datos. Aplicando algoritmos innovadores para distribuir contenidos de manera eficiente y sin perder calidad en los vídeos, los investigadores de Optiband han logrado demostrar en la práctica la posibilidad de servir tres canales de vídeo en HD por una única conexión ADSL de 15 megabytes por segundo (Mbps). De este modo, tres usuarios pueden compartir una misma conexión para ver contenidos distintos en HD sin pérdida de calidad, lo cual supone una mejora sustancial con respecto a la tecnología más avanzada actualmente.
Quizás el factor más determinante para posibilitar la implantación generalizada de los servicios de la «televisión conectada» es la optimización de los métodos de transmisión. Los contenidos de vídeo consumen mucho ancho de banda; de hecho ya ocupan más de la mitad del total de los datos que circulan por Internet. Dada la expansión cada vez mayor de los contenidos en alta definición, la saturación de la red es una perspectiva muy plausible y también preocupante. Se calcula que en 2016 la cantidad de contenidos en vídeo que circularán por las redes de todo el mundo en un solo mes será tal que un único usuario necesitaría seis millones de años para verlos todos. Esta situación requiere un ingente ancho de banda, pero quizás no tanto como se teme.
«La regla de oro que conviene recordar es que todo ancho de banda que se ponga a disposición de los usuarios se consumirá», afirmó Jari Ahola, coordinador de proyectos en el Centro de Investigación Técnica de Finlandia (VTT). «En paralelo al incremento del ancho de banda aumentan también las formas de consumirlo, y un ejemplo de ello es el vídeo en alta definición.»
Así pues, añadir ancho de banda (en resumidas cuentas, tender más cables y otras infraestructuras de red) no es la única forma de solucionar el problema, sino que también resultaría útil modificar la manera de transmitir los vídeos.
En lugar de emplear el modelo tradicional de unidifusión, que consiste en que los servidores envíen datos a cada cliente, el Sr. Ahola y su equipo de investigadores del proyecto P2P- NEXT (2) han demostrado la posibilidad de distribuir contenidos con mucha mayor eficiencia a través de una red entre iguales (P2P), en la que los datos pasan de un usuario a otro. Implantando una versión modificada de la tecnología de P2P empleada para el intercambio ilícito de archivos, el equipo de P2P-NEXT ha creado un sistema que permite transmitir vídeo empleando como mínimo un 65 % menos de ancho de banda que con el método de transmisión por unidifusión.
«Para los operadores de redes, la tecnología P2P ofrece una gran ventaja en cuanto al coste y la demanda de banda ancha», destacó el coordinador de P2P- NEXT.
Disponer de métodos de transmisión más eficientes reviste importancia no sólo para seguir el ritmo de las últimas tendencias, como por ejemplo una distribución cada vez más amplia de contenidos en HD, sino también en previsión de tendencias futuras que probablemente consuman aún más ancho de banda. Después de la HD, se espera que la nueva revolución en la visualización sea el 3D, y los investigadores del proyecto ROMEO (3) tratan de asegurarse de que llegue hasta los usuarios con una calidad suficiente. Su intención es combinar un sistema P2P que cuide la calidad con tecnología de Digital Video Broadcasting (DVB, «emisión de vídeo digital») y métodos innovadores de compresión en tiempo real para emitir sonido del ambiente e imágenes en 3D (incluidas emisiones en directo) a múltiples usuarios por redes tanto fijas como móviles.
No obstante, a los operadores de redes les preocupa que, pese a la optimización de los contenidos y a contar con métodos de transmisión P2P más eficientes, con el tiempo las demandas de los usuarios provocarán incrementos incontrolables del tráfico. Éste es precisamente el tema de la iniciativa NAPA-WINE (4), en el que investigadores de Francia, Italia, Hungría, Polonia y Reino Unido están realizando un análisis en profundidad de las repercusiones que tendría en Internet la implantación a gran escala de los servicios de televisión por P2P. A partir de este trabajo analítico, pretenden formular recomendaciones para los creadores de TV por P2P con el fin de lograr el diseño óptimo de sistemas que minimicen la carga para la red. También desean probar en la práctica cambios de bajo coste que los operadores de redes pueden introducir para aprovechar mejor el ancho de banda disponible en el tráfico por P2P.
Televisión bidireccional
Para los proveedores de servicios y operadores de redes, comprender lo que sucede en su red es crucial para asegurar la calidad del servicio. De manera similar, los proveedores de contenidos y los creadores desean saber de qué manera está recibiendo su público los contenidos.
Puesto que la «televisión conectada» puede ser interactiva y los datos pueden viajar en ambos sentidos, existe una oportunidad inestimable de obtener información sobre los espectadores que facilite a los proveedores estudios de mercado más precisos que los basados en las encuestas de valoración de los espectadores. También se plantea así la posibilidad de proporcionar a los usuarios finales experiencias de visionado mucho más personalizadas.
El proyecto VISTA-TV (5), que inició su andadura recientemente, se dedica al desarrollo de un sistema con el que extraer, recopilar y analizar datos anónimos de visionado procedentes de usuarios de televisión conectada. El equipo responsable confía en poder crear, en última instancia, un mercado radicalmente nuevo impulsado por PYME consistente en información sobre el comportamiento de los espectadores de los contenidos televisivos.
«Se trata de un planteamiento revolucionario. Por el momento las únicas mediciones son realizadas por organismos nacionales, y sólo abarcan a unos pocos miles de usuarios cada vez», señaló el profesor Abraham Bernstein, coordinador del proyecto, perteneciente a la Universidad de Zúrich (Suiza).
Sin embargo, para los usuarios finales, el aspecto más revolucionario de la televisión conectada radica en que, en la práctica, les da el control. ¿Desea más información sobre el tema de determinado documental? Un par de clics y aparece en la pantalla, junto con un listado de otros programas que podrían interesarle y que podría ver por medio de un servicio de vídeo bajo demanda. ¿Desea ver un partido de fútbol con sus amigos pero no le apetece salir? Pueden verlo al mismo tiempo, comentarlo e interactuar a través de una red social. ¿Acaba de volver de vacaciones y quiere compartir sus fotos y vídeos con sus familiares y amigos? Puede cargarlos y crear su propio canal privado sin moverse del sofá.
Hay varios proyectos dedicados a las tecnologías básicas necesarias para integrar los distintos medios, métodos de transmisión y dispositivos de visionado de la manera más sencilla y transparente posible para el usuario.
Más social
Los investigadores de la iniciativa HBB-NEXT (6) están desarrollando tecnologías centradas en el usuario con las que enriquecer la experiencia de visionado de contenidos televisivos gracias a las redes sociales, el acceso a dispositivos múltiples y recomendaciones sobre contenidos adaptadas a grupos concretos, y también mediante la fusión perfecta de los contenidos transmitidos, contenidos complementarios en Internet y contenidos generados por los propios usuarios. En Notube (7), un equipo formado por integrantes de nueve países utilizan tecnologías semánticas para «anotar» los contenidos de modo que los ordenadores sean capaces de comprender el significado de lo que alguien está viendo; esto, combinado con datos sobre hábitos de visionado y actividades en redes sociales, posibilita la prestación de servicios inteligentes y muy personalizados. Asimismo, los investigadores de COMET (8) se dedican principalmente a los contenidos generados por los usuarios y desarrollan una arquitectura dedicada a redes «conscientes de los contenidos» para que sea mucho más sencillo localizar, acceder y distribuir vídeos.
Por otra parte, en LINKEDTV (9), un equipo formado por científicos de ocho países europeos está dando un paso más allá para lograr que la computación en la nube sea un ingrediente esencial de la receta que permitirá que televisión e Internet convergan definitivamente. Entrelazando contenidos para proporcionar una experiencia única, integrada e interactiva, estos investigadores están conformando una nube en línea de contenidos audiovisuales conectados en red a los que se podrá acceder sin importar el lugar, dispositivo o fuente. Su meta es ofrecer una experiencia similar a la televisión que sea interactiva y controlada por el propio usuario, sin importar que los contenidos se vean en un televisor, un teléfono, una tableta o un ordenador personal.
Según asegura el equipo de LINKEDTV: «Ver la televisión y contenidos web será tan sencillo, y lo uno estará tan vinculado a lo otro que, al final, dejará de tener sentido distinguir entre «navegar por Internet» y «ver la televisión»».