La Universidad Veracruzana (UV) inició en 1993 el proyecto Brigadas Universitarias en Servicio Social (BUSS), que a la fecha suma la cantidad de 3 mil 500 jóvenes que han puesto sus conocimientos al servicio de los habitantes de 27 municipios, a los cuales han llevado educación, salud, construcción de vivienda y hasta modelos de producción comunitaria para reactivar la economía familiar.
Este trabajo, que obviamente también incluye a académicos, investigadores y funcionarios, valida la premisa social de la UV que es la distribución social del conocimiento, tal y como lo recordó Alicia Ceja Rivas, jefa del Departamento de Vinculación Comunitaria, perteneciente a la Dirección de Vinculación General a cargo de Samuel Cruz.
“Ya llevamos casi 20 años; en 1993 inició el proyecto Brigadas Universitarias en Servicio Social (BUSS), que alberga a jóvenes pasantes haciendo servicio social comunitario; los equipos que conformaban estas brigadas eran principalmente del Área de Ciencias de la Salud”, relató Alicia Ceja Rivas.
En ese entonces, la UV logró llegar a más de 50 comunidades de la entidad, con jóvenes que realizaban servicio social multidisciplinario. En el año 2000, indicó, surgieron las Casas UV.
La primera de ellas se inauguró en Coyopolan, municipio de Ixhuacán de los Reyes, en 2001. En la actualidad hay ocho Casas de la Universidad y en cada una se realiza el trabajo comunitario. Asimismo, hay 21 BUSS integradas.
Ambos programas brindan servicio comunitario. La diferencia es que las BUSS trabajan en espacios proporcionados por las autoridades municipales y las Casas de la UV son infraestructura propia de la institución.
De 1993 a la fecha, más de tres mil 500 universitarios han participado en estos proyectos, al realizar ahí su servicio social y/o experiencia recepcional.
Hoy en día colaboran 300 estudiantes –80 por ciento son mujeres– y 50 académicos de 25 disciplinas como Agronomía, Biología, Antropología, Pedagogía y Artes, ésta se incorporó hace dos años y ya se considera una de las “experiencias exitosas”.
Los egresados de Medicina y Odontología permanecen en las comunidades hasta un año, de lunes a viernes; los universitarios del resto de las disciplinas participan seis meses –un semestre escolar-.
Ceja Rivas mencionó que a la fecha tienen presencia en 27 municipios de Veracruz –la mitad de los que se atendían al inicio del programa, a causa del Modelo Educativo Integral y Flexible–, algunos son: en el norte de la entidad Zozocolco, Chumatlán y Coxquihui; en el sur, Tatahuicapan, Soteapan, Pajapan, Mecayapan y Uxpanapa (éste se sitúa a más de 10 horas de la capital del estado); en el centro, Calcahualco, Tequila, Tlaquilpa, Tehuipango, Atlahuilco.
Además, en Veracruz puerto hay una brigada en el barrio de La Huaca y en Boca del Río la Casa de la UV “Vecinos del Manglar”, así como en Totutla y Tlaltetela.
Amparo Garrido, responsable de Difusión, añadió que en cada una de las BUSS o Casas hay un coordinador responsable por parte de la UV. Se trata de la persona que conoce la comunidad, sabe de la situación y las necesidades. Así, al llegar el estudiante a hacer su servicio social, lo presenta a la población, le da un panorama de la problemática, un antecedente del trabajo realizado por esta casa de estudios, para que él decidida cómo puede aportar desde su área.
El trabajo que realizan los universitarios es de tal calidad, que los pobladores se involucran y en algunos casos, incluso, “piden más, más proyectos, más actividades”, todo eso refuerza la credibilidad que la UV, durante estos 20 años, ha cimentado en las comunidades de la entidad, dijo Alicia Ceja.
Y esta calidad también ha sido reconocida por instancias nacionales e internacionales, el premio más reciente fue el MacJannet Prize for Global Citizenship 2012 otorgado por la Talloires Network, el cual se sumó a los siete reconocimientos que consecutivamente le otorgó la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) por labores de vinculación con comunidades marginadas, del 2000 al 2007.
Asimismo, Ceja Rivas reconoció a los universitarios que optan por participar en las Casas UV o en las BUSS, pues renuncian a las tecnologías que en la zona urbana son indispensables como el celular, computadora, Internet, cine, entre otras; servicios y entretenimientos que no hay en las comunidades donde prestan sus servicios. “Cuando llegan con nosotros son unos y otros lo que concluyen, se vuelven más sensibles, valoran más lo que tienen”.
Trabajo en Coyopolan
La Casa de la UV localizada en la comunidad de Coyopolan, en el municipio de Ixhuacán de los Reyes, fue la primera de las ocho que actualmente hay en todo el estado. Actualmente, ofrece a nueve comunidades aledañas los servicios de enfermería, odontología, pedagogía y psicología, realizados por universitarios comprometidos que vienen aquí a hacer su servicio social.
Asimismo, ofrece a los jóvenes de las poblaciones cercanas la oportunidad de continuar con sus estudios profesionales, al cursar licenciaturas vía Internet. Hasta el momento son dos los chicos beneficiados, uno de Coyopolan y otro de Chichicazapan.
«Toman sus clases en línea, ya que en el centro hay Internet, se contactan con el Consorcio Clavijero y ellos les mandan toda la información para que avancen en sus clases, en su formación cada semestre», explicó Samuel Ramírez Sánchez, estudiante de la Licenciatura en Enfermería.
Con relación al servicio médico, mencionó que cuentan con odontología y enfermería, aunque son pocas las consultas que proporcionan, ya que considero que la alimentación aunada a las actividades que realizan cotidianamente le permite a la población tener una vida saludable.
«Por el nivel de alimentación y forma de vida son pocas las consultas que doy, porque son pocas las veces que se enferman como sucede en la ciudad. Es bueno que haya una casa de la UV para dar información a la población sobre diversos temas, especialmente de educación y salud», externó.
El joven, comentó que en el tema de pedagogía, tienen el proyecto de los cursos de computación para cerca de 100 niños de nivel Primaria, de las comunidades de Coyopolan, La Alameda, Tlachi y Atecachi. Los alumnos acuden al centro comunitario de computación, donde durante una hora y media, dos veces a la semana, les dan clases de Internet y office básico.
Mientras que las personas que tienen alguna adicción, como alcoholismo, reciben orientación y pláticas psicológicas sobre la mejor manera en que ellos como su familia pueden enfrentar los contratiempos que contrae este problema de salud pública.
«En psicología también dan pláticas a los jóvenes de secundaria y bachillerato, sobre orientación vocacional; esto es, que les ayudamos a que continúen con sus estudios y escojan alguna carrera. Lo mismo platicamos con sus padres», indicó.
Finalmente, Samuel dijo que pese a los obstáculos culturales que pudieran presentarse, lo importante es «saber llegarles para ganar su confianza». Hasta el día de hoy la comunidad ha aceptado a la Casa de la UV y a los jóvenes que llegan a hacer su servicio social, porque reconocen la importancia y beneficio que tiene para la comunidad.
«Este proyecto además de ser bueno para la comunidad también es de ayuda para nosotros, ya que nos hace ser más responsables y ayuda a nuestra madurez personal y profesional, porque no es lo mismo estar en tu casa que en una comunidad totalmente aislada», puntualizó.
El reconocimiento
Tras 20 años de esta ardua labor, la UV ganó el primer lugar del MacJannet Prize for Global Citizenship 2012 otorgado por la Talloires Network.
La red Talloires, asociación internacional de instituciones comprometidas con el fortalecimiento de los roles cívicos y las responsabilidades sociales de la educación superior, publicó el viernes 11 de mayo en su sitio web http://www.tufts.edu/talloiresnetwork la lista de ganadores, donde se consigna el primer lugar de la UV.
La convocatoria llegó a la Dirección de Vinculación General y, específicamente, del Departamento de Vinculación Comunitaria, liderados por Samuel Cruz y Alicia Ceja Rivas, respectivamente, a través de la Dirección General de Relaciones Internacionales de la propia UV.
Esta casa de estudios decidió participar en la convocatoria con la experiencia de trabajo en la comunidad de Tlapala (que inició en 2007), perteneciente al municipio de Totutla, donde funge como coordinadora Verónica Castillo Ahumada.
En Tlapala hay proyectos de producción agrícola, como un invernadero de tomate, dirigido por agrónomos universitarios; se edificó la primera casa de bambú en Latinoamérica por parte de integrantes de la Facultad de Arquitectura; hay una banda de alientos y un grupo coral que dirigen estudiantes de artes; se tiene un sistema de lombricomposta, entre otras actividades.
Uno de los impactos que causó el proyecto de la UV en Tlapala es que hay familias que emigraban al extranjero en busca de subsistencia, y ahora están reincorporados a las actividades comunitarias. “Ya no tienen intención de regresar a Estados Unidos, ya encontraron una fuente de empleo en su tierra, que es productiva”, dijo Ceja Rivas.
Un integrante del jurado calificador “dijo que estaba sorprendido de todo el trabajo que se hace dentro de la UV en cuestiones comunitarias”, añadió.
Cabe mencionar que el jurado calificador designado por la Talloires Network recibió un total de 72 propuestas y la UV quedó entre los 11 mejores proyectos a nivel mundial. En una segunda etapa, un integrante del jurado entrevistó a Alicia Ceja sobre el trabajo que el área a su cargo realiza.
Esta casa de estudios superó a la North West University de Sudáfrica (segundo lugar) y a la Hong Kong Polytechnic University, de China (tercer lugar). Asimismo, a la Brown University de Estados Unidos, a la Simon Fraser University de Canadá y a la University of Technology de Sydney, Australia, instituciones que recibieron mención honorífica por sus proyectos.
En la página web «http://www.uv.mx/vincula/» se puede conocer más sobre el trabajo comunitario que realizan los universitarios.