Hace tres años Laura Ramírez sufrió un accidente automovilístico y el diagnóstico médico fue una lesión completa medular, con imposibilidad de volver a caminar. En una revista conoció el exoesqueleto biónico, un aparato portátil operado por baterías que posibilita pararse y caminar en superficies planas a pacientes con debilidad o parálisis de extremidades inferiores.
Se puso en contacto con los fabricantes, quienes la invitaron a realizar pruebas con el dispositivo en las instalaciones en California (Estados Unidos) y el resultado fue que era candidata a utilizarlo. Ahí le informaron que las sesiones de entrenamiento podría realizarlas en la ciudad de México, y desde hace tres meses emplea Ekso, con el que ha logrado dar mil 400 pasos en 38 minutos.
“Cuando vi la película Iron Man pensé que algún día la tecnología podría ofrecerme ayuda, pero lo veía muy lejano. Pero cuando conocí el aparato y lo porté, no lo podía creer. Fue una enorme alegría realizar lo que habían dicho que era imposible, caminar”, comenta Laura, quien tiene 29 años de edad.
En México, el Centro de Evaluación y Rehabilitación Biónica y Robótica (Cerebro) es la primera clínica en América Latina en contar con el dispositivo de tecnología de apoyo o exoesqueleto denominado Ekso bionics.
El terapeuta Marco Antonio Ireta explica que su uso se sugiere para quienes presentan debilidad de extremidades inferiores o parálisis resultante de una lesión de la médula espinal con deficiencia motora completa C7 o menor; secuela de evento vascular cerebral; hemiparesia o hemiplejia o lesión cerebral adquirida, esclerosis múltiple, síndrome de Guillain-Barre o debilidad generalizada causada por otras condiciones.
“Es un aparato de apoyo para simplificar, aumentar o mejorar la calidad de vida de personas con impedimentos o discapacidades motrices en la marcha. Todos los candidatos deben ser examinados y aprobados médicamente como adecuados por un médico antes de la evaluación por un terapeuta físico para su uso”, puntualiza el especialista.
Para utilizar Ekso, los pacientes deben pesar hasta 100 kilogramos, una altura mínima de 1.60 metros y máxima de 1.90, y estar cerca del rango normal de movimiento en caderas, rodillas y tobillos.
El exoesqueleto biónico es colocado sobre la ropa del usuario para que el paciente pueda levantarse en cuestión de minutos. Los motores a base de baterías mueven las piernas y reemplazan la función neuromuscular.
Laura explica que el dispositivo tiene dos modalidades, “ya que puedo avanzar presionando un botón a cada paso, o bien que el aparato se active en el momento al recargar mi peso en un costado para que se mueva mi pierna opuesta, y luego hago lo mismo hacia el otro lado para avanzar poco a poco.
“En realidad me ha ayudado muchísimo, me ha dado enormes beneficios, no solo físicos sino también emocionales por el hecho de poder caminar”, señala la paciente.
Al respecto, Marco Antonio Ireta añade que quien utiliza Ekso verá mejoras notables en su aparato digestivo, en sus sistemas linfático, neuromuscular y cardiovascular (retorno venoso, frecuencia cardiaca, tensión arterial).
El gerente comercial de Cerebro, Roberto Beltrán, señaló que Ekso tiene un costo superior a los 200 mil dólares y en el mundo se han vendido 28 dispositivos.
“Lo que sigue es que yo pueda tener el control de aparato al 100 por ciento para poder desplazarme sin la supervisión de terapeuta”, aclara Laura Ramírez.