Investigadores de la Universitat Politècnica de València han desarrollado un nuevo sistema de sensores que permite detectar de forma rápida y no destructiva el riesgo de corrosión en la estructura de hormigón de los edificios, y hacerlo además cuando aparecen los primeros síntomas.
La información ofrecida por el sistema, que ha sido patentado por la UPV, resulta de especial relevancia para la seguridad de los edificios. Permite prever con suficiente antelación cualquier intervención que se considere necesaria, reduciendo al mismo tiempo los costes de reparación y mantenimiento.
El sistema incorpora además un equipo de voltametría de pulsos, que permite conocer la intensidad de corrosión para cada punto de la red de sensores de la estructura analizada y un software específico para el análisis de la respuesta eléctrica de cada sensor.
En la actualidad, la forma más habitual de determinar la velocidad de corrosión de las armaduras en una estructura de hormigón armado se basa en técnicas destructivas, que obligan a descubrir la armadura cada cierta distancia para poder realizar la medida electroquímica de la intensidad de corrosión. Posteriormente hay que reponer esas actuaciones mediante morteros de reparación.
Entre sus ventajas, permiten reducir el tiempo y los costes de diagnosis de la estructura. Además es capaz de registrar en tiempo real el estado de conservación y la velocidad de corrosión de las armaduras en diversos puntos de la estructura, incluso en zonas no accesibles.
Aplicación
El sistema podría instalarse tanto en obras de nueva planta, como en intervenciones de restauración. En el primero de los casos, incorporándolo en el momento de la puesta en obra del hormigón en aquellas zonas de la estructura más expuestas a la corrosión causada por la incidencia de la humedad, dióxido de carbono o cloruros, entre otros. En las reparaciones, permite un control y seguimiento no destructivo de la eficacia de la reparación.
En su desarrollo han participado Miguel Alcañiz, Román Bataller, José Manuel Gandía, José Enrique Ramón y Juan Soto, investigadores todos ellos del Centro de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico (IDM), junto con Manuel Valcuende, del Grupo de Recuperación del Patrimonio Cultural de la Universitat Politècnica de València.
(Asociación RUVID)