Tiranosaurio bataar- EFE (archivo)

Tiranosaurio bataar- EFE (archivo)


El 20 de mayo de 2012, se vendió en Nueva York el fósil de un ejemplar de tiranosaurio «bataar», el pariente asiático del temible «tiranosaurio rex» de Norteamérica, en 1’052,500 dólares, durante una subasta por internet que se cerró en la noche de ese día, pese a que un juez de Texas ordenó la paralización de la venta tras una reclamación de Mongolia.

Sin embargo, casi un año después, el 6 de mayo de 2013, el gobierno de Estados Unidos regresó el ejemplar al gobierno de Mongolia, al comprobar que el esqueleto fue sustraído ilegalmente.

La venta la realizó la casa de subastas Heritage Auctions. «Ha sido una venta que ocurre una vez cada generación y los coleccionistas han respondido muy bien ante la rareza y salvaje belleza de este dinosaurio», señaló el director de historia natural de esa casa de subastas, David Herskowitz.

Esta venta fue la primera de carácter público que se realizó de un ejemplar casi completo y montado de un fósil de tiranosaurio, y dio aún cuando dos días antes el Gobierno de Mongolia emitió un comunicado señalando que la pieza podría pertenecer a ese país.

El presidente de Heritage Auctions, Greg Rohan, aseguró que la firma disponí de «garantías legales» de que el espécimen se obtuvo de manera lícita.

Un representante legal del gobierno asiático presentó un día antes de la subasta una reclamación ante un juez de Texas para intentar bloquear la venta de ese fósil prehistórico, pero la firma de subastas por internet señaló que la acción no tiene validez ante el sistema judicial del estado de Nueva York.

El fósil del tiranosaurio «bataar» procedía de Mongolia y data del periodo Cretácico, hace unos 70 millones de años.

El esqueleto casi completo mide 2,44 metros de alto y 7,32 metros de largo, unas dimensiones mucho menores que las del feroz T-rex norteamericano, se encontró hace doce años en Asia central, lugar en el que habitaban estos saurios durante el periodo Cretácico.

El 6 de mayo de 2013, cuando se realizó la ceremonia para regresar el esqueleto, la fiscalía federal de Nueva York mencionó que fue importado ilegalmente en 2010.

Después de un minucioso análisis, los paleontólogos concluyeron que el esqueleto fue desenterrado en el oeste del desierto del Gobi, en Mongolia, entre 1995 y 2005.

El fósil fue descubierto en 1946 durante una expedición conjunta entre la entonces Unión Soviética y Mongolia en el Gobi.

La Fiscalía de Nueva York descubrió que el importador del esqueleto y de otros fósiles de dinosaurios, fue Eric Prokopi, quien fue detenido con cargos de confabulación para el contrabando de mercancías ilegales.

Prokopi había importado antes de forma ilegal fósiles de numerosos dinosaurios que fueron sustraídos de los países donde fueron hallados. Al ser detenido también entregó otro esqueleto casi completo de ‘Tyrannosaurus bataar’, uno de Saurolophus y otro de un Oviraptor.

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