Madrid, 21 abr (dpa) – La entrega del Premio Cervantes, el galardón más importante de las letras en español, será este lunes distinta a todas. El acto en el paraninfo de la madrileña Universidad de Alcalá de Henares no contará con la presencia del premiado, el poeta chileno Nicanor Parra, ni con la del rey Juan Carlos I de España, quien todos los años preside el acto y entrega el galardón.
A Parra, el «antipoeta», sus 97 años lo aconsejaron quedarse en Chile.
El monarca español, que por su polémica cacería de elefantes en Botsuana acaba de atravesar la peor crisis en sus 36 años de reinado, se encuentra convaleciente de una operación de cadera tras el accidente que sufrió en el país africano y que fue el motivo por el que se conoció el lujoso viaje en uno de los peores momentos de la economía española.
Cristóbal Ugarte, nieto de Parra, será el encargado de recibir en nombre de su abuelo el premio más importante que puede obtener un autor de lengua española y que, desde que en 1976 lo recibió el poeta español Jorge Guillén, se entrega tradicionalmente el 23 de abril, aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes (1547-1616), en la localidad madrileña que vio nacer al autor de «El Quijote».
Ugarte será también el encargado, horas después, de abrir la lectura de la novela de caballería más famosa de la historia de la literatura en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, que se prolongará durante los dos días siguientes.
Al rey lo sustituirá el príncipe Felipe. El heredero del trono español ha asumido la agenda de su padre mientras éste se recupera en el Palacio de la Zarzuela de su intervención de cadera.
Ya ocupó su lugar el viernes, en el tradicional almuerzo que Juan Carlos I ofrece al mundo de las letras en el Palacio Real con motivo de la entrega del Cervantes. Allí elogió el «brillo» de la «antipoesía» de Parra y la forma en la que el chileno ha sabido «nutrirse a la vez de la tradición popular y la letrada» con un uso de la palabra «hondamente popular, airosa y elegante».
Con una vida a mitad de camino entre las tradiciones del campo latinoamericano y la academia anglosajona, Parra tomó las teorías del lenguaje del británico de origen austriaco Ludwig Wittgenstein y las usó para subvertir el español, como décadas atrás lo hiciera el nicaragüense Rubén Darío.
Ataúdes, putas e ironías entraron a formar parte de sus versos, donde exigió clavar las plumas escribanas en las cabezas de los lectores, donde pidió bajar la poesía de su pedestal, de sus rosas decimonónicas, perfectas.
Hermano de la cantautora Violeta Parra, está considerado como una de las voces fundadoras del español latinoamericano. Es heredero del modernismo latinoamericano en la rebelión del lenguaje, aunque marca distancias en sus usos y tonos, proponiendo en sus versos «echar sangre por boca y narices».
El Premio Cervantes nació con la intención de honrar a los escritores que contribuyen al legado literario en lengua española. Lo confiere el Ministerio de Cultura de España y no puede ser dividido, declarado desierto o ser concedido a título póstumo.
Los candidatos son propuestos por la Real Academia Española (RAE), las Academias de la Lengua de los países de habla hispana, los autores distinguidos en ocasiones anteriores y las instituciones vinculadas a la literatura en lengua española.
Parra es el tercer autor chileno que recibe el Cervantes, tras Gonzalo Rojas y Jorge Edwards.