El descenso de las poblaciones de aves del planeta aporta evidencias del rápido deterioro que sufre el medio ambiente global y que está afectando a toda la vida sobre la Tierra, incluido el género humano. A pesar de ello, los éxitos obtenidos en la recuperación de algunas especies amenazadas demuestran que restaurar el planeta es posible y que se puede hacer a un coste relativamente pequeño. Esa inversión es vital para asegurar nuestro propio futuro.
Estas son algunas de las conclusiones del informe Estado de las Aves del Mundo: indicadores de nuestro mundo cambiante, que se ha dado a conocer hoy en Ottawa (Canadá), durante el Congreso Mundial de BirdLife International.
«Las aves se enfrentan a numerosas amenazas, pero la destrucción y degradación del hábitat -en buena parte por las prácticas agrícolas- y el impacto de las especies invasoras son los dos motores más importantes del deterioro», explican.
Según los expertos, este informe no puede verse como un trabajo puramente ornitológico, ya que lo que muestra en realidad es una radiografía del estado de la naturaleza global, puesto que las aves, por su ubicuidad y sensibilidad a las alteraciones de su entorno, son un gran indicador de lo que ocurre en el medio natural.
“Los pájaros son un barómetro ambiental certero y fácil de leer y que permite ver claramente las presiones que nuestra actual forma de vida está provocando en el medio ambiente”, afirma Leon Bennun, director científico de BirdLife International.
Las aves más grandes y las de tasas de reproducción bajas, las más afectadas
BirdLife International es la autoridad oficialmente designada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) para informar sobre las aves que deben ser incluidas en la Lista Roja de especies en extinción.
En la última revisión, 1.313 especies (una de cada ocho del total mundial) fueron clasificadas como amenazadas de extinción. De ellas, 189 están consideradas como “en peligro crítico”. Desde el año 1500 se estima que se han perdido ya 150 especies de aves, un ritmo de desaparición que supera varias veces la pauta natural de extinción.
Las aves amenazadas no están igualmente repartidas entre los distintos grupos. Entre las más afectadas están por ejemplo grandes aves marinas como los albatros (el 77% de las distintas especies están amenazadas), grullas (73%), cotorras (29%), faisanes (21%) y palomas (20%). En general, las de gran tamaño y las que tienen tasas de reproducción bajas o territorios reducidos son las más vulnerables.
El mensaje más positivo y estimulante del State of the World’s Birds es que la conservación funciona. «Algunas especies han sido sacadas del borde de la extinción mostrando espectaculares resultados en su recuperación. Y los hábitats degradados pueden restaurarse», asegura el State of the World’s Birds, aportando centenares de casos de estudio sobre el terreno.
Bennun añade: “Se puede llevar a cabo una conservación de la naturaleza efectiva y que funcione. Es hora de ponerlo en práctica y de que ocurra de forma generalizada. El resultado será un mundo mucho más sano en todos los sentidos y que además seguirá siendo diverso y atractivo también” .