Una prueba rutinaria, habitualmente utilizada para detectar posibles partos prematuros, podría ayudar a afinar la estimación de la fecha en la que las madres darán a luz. Según la investigación, liderada por el Hospital Universitario Thomas Jefferson (Philadelphia, EE UU), la medición de la longitud del cérvix permitiría establecer, con bastante precisión, si las madres darán a luz en la semana siguiente a la realización de la prueba.
La longitud del cérvix es un buen indicador de la fecha de parto porque monitoriza el progreso natural del cuerpo de la mujer
«La medición de la longitud del cuello del útero con una ecografía alrededor de las semanas 37 a 39 puede darnos una mejor idea de si una madre va a dar a luz pronto o no», explica el autor principal del estudio Vincenzo Berghella, director de Medicina Materno-Fetal en este hospital.
“La longitud del cérvix es un buen indicador de la fecha de parto, ya que monitoriza el progreso natural del cuerpo de la mujer con respecto al momento de dar a luz”, añade el científico.
Según los autores del estudio, publicado en BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynecology, cuando el cuerpo de una mujer se prepara el nacimiento, se producen una serie de cambios. El cuello del útero, que ha impedido que el bebé descienda por el canal de parto durante los nueve meses de embarazo, empieza a ablandarse. Cambia su forma habitual de cono –hay que imaginar un helado de cono en posición vertical– a uno corto, cuya cima queda comprimida contra la curva del útero. Cuando este proceso empieza demasiado temprano, marca el comienzo de un parto prematuro que, cuando se detecta a tiempo, se puede retrasar con ciertos medicamentos.
Hasta ahora, la medición del cuello del útero se había utilizado para ayudar a detectar a las mujeres con un alto riesgo de parto prematuro –cuanto más corto el cuello uterino, más probabilidades de que el parto sea inminente–. Dado que este procedimiento es considerado el método de referencia para detectar este tipo de alumbramientos, numerosos científicos habían investigado si se podría utilizar para ayudar a predecir también la fecha del nacimiento en los embarazos que llegan a término. Los resultados eran dispares: algunos estudios mostraban un pobre valor predictivo y otros una mayor capacidad de precisión.
Ajustar la fecha del parto, una forma de combatir el estrés
Si el cuello uterino medía menos de 10 milímetros, las probabilidades de que el bebé llegase en una semana aumentan hasta el 85%
Los investigadores reunieron datos de cinco estudios prospectivos que incluían 735 mujeres con embarazos de un solo hijo y que tuvieron a sus bebés en la posición cabeza abajo adecuada. Al observar los resultados, descubrieron que cuando el cuello uterino medía más de 30 milímetros, la mujer tenía un menos de un 50% de posibilidades de dar a luz en un plazo de siete días. Sin embargo, cuando el cuello uterino medía 10 milímetros o menos, las probabilidades aumentaban hasta el 85%, con lo cual era bastante plausible que el alumbramiento se produjera en una semana.
«Las mujeres siempre piden una fecha más aproximada del parto con el fin de poder decidir cuándo dejarán el trabajo o quién cuidará a sus otros hijos en el momento de dar a luz. Estos planes ayudan a reducir la ansiedad del momento», afirma Berghella.
«Tener una fecha más ajustada también puede ayudar a los obstetras a mejorar o incluso a salvar a una madre o la vida del bebé. Por ejemplo, para las mujeres con un mayor riesgo de muerte fetal puede que la mejor opción sea un parto inducido si el cuello uterino sigue siendo largo en su fecha estimada, ya que las posibilidades de que den a luz de la forma espontánea oportuna son bajos”, concluye.
Referencia bibliográfica:
G. Saccone et al., «Transvaginal ultrasound cervical length for prediction of spontaneous labor at term: a systematic review and meta-analysis,» BJOG, DOI: 10.1111/1471-0528.13724, 2015.
(SINC)