Científicos de Salamanca y de San Petersburgo (Rusia) han desarrollado una herramienta SIG (Sistema de Información Geográfica) para predecir la expansión de la dirofilariosis, una enfermedad parasitaria que afecta a perros, gatos y humanos, tanto en España como en países europeos y asiáticos que formaban parte de la antigua Unión Soviética. Los datos epidemiológicos demuestran que el modelo es acertado, pero la situación prevista para 2030 ya se empieza a cumplir en la actualidad debido a que el cambio climático propicia que el mosquito que transmite esta parasitosis está colonizando territorios que hasta ahora le resultaban demasiado fríos. Rusia y Ucrania se han convertido en los países más afectados por dirofilariosis humana, mientras que en España apenas se diagnostica.
“Hemos realizado una revisión epidemiológica de la situación y hemos comprobado que hay casos incluso cerca del Círculo Polar, debido a que el calentamiento global produce las condiciones favorables para que los mosquitos transmitan la enfermedad en verano durante el periodo de tiempo suficiente”, señala en declaraciones a DiCYT Fernando Simón, investigador de la Universidad de Salamanca.
El parásito es un nematodo del género Dirofilaria y el hospedador clave para su supervivencia es el perro, donde se reproduce. Cuando un mosquito pica a un cánido infectado, extrae larvas que se encuentran en su sangre. Las larvas se transforman en el mosquito, que más tarde las inocula en otros animales o personas por medio de nuevas picaduras. El único reservorio en el que se suele completar el ciclo es el perro, en el gato sólo ocurre en raras ocasiones y en las personas el parásito inoculado no se reproduce, salvo en casos excepcionales detectados recientemente.
En humanos, una de las especies, Dirofilaria immitis, se localiza en los pulmones, mientras que otra, denominada Dirofilaria repens, es más periférica, subcutánea u ocular. Con respecto a esta última, han aparecido algunos casos de gusanos adultos que se reproducen, lo que revelaría una mejor adaptación de esta especie al hospedador humano.
Los investigadores españoles y rusos han desarrollado la herramienta SIG para contrastar la situación de la dirofilariosis en distintos países, teniendo en cuenta sus características geográficas, sociológicas, ya que influyen aspectos como la forma de manejar los animales. El aspecto más importante de esta predicción estadística, basada en las previsiones de cambio climático de los servicios meteorológicos rusos, son las condiciones de temperatura y humedad que hacen posible la presencia del mosquito transmisor. Sin embargo, otras cuestiones también parecen determinantes, como la gran cantidad de perros sin control que hay en los países del Este.
Anteriormente, existía un estudio similar elaborado por investigadores italianos expertos en la materia, pero no hacía distinciones entre países europeos. Por eso, esta nueva aproximación quiere reflejar las diferencias geográficas. Por ejemplo, “España tiene características muy diferentes a las del resto del Sur de Europa”, apunta el científico de la Universidad de Salamanca, “hay grandísimas extensiones de regadío que compensan la sequedad del ambiente”, pone como ejemplo.
España registra muchos casos de dirofilariosis canina pero hay pocos diagnósticos en humanos, aunque una de las razones puede ser el carácter leve de la enfermedad, que en muchos casos es asintomática, especialmente cuando se localiza en el pulmón.
Adelantarse y prevenir
En cualquier caso, el modelo elaborado pronostica “casa muy bien” con los datos españoles reales. “Es una herramienta buenísima”, indica el científico del Departamento de Parasitología de la institución académica salmantina, “porque al poder hacer unas predicciones a medio y largo plazo permite adelantarse a las situaciones y adoptar las medidas preventivas necesarias”.
Sin embargo, abarcar una extensión tan grande como la de las antiguas repúblicas soviéticas era un reto mucho mayor y los resultados también son satisfactorios aunque la realidad se ha adelantado en varios años a la distribución prevista en función de las predicciones del clima. La enfermedad ha llegado incluso a San Petersburgo y a zonas de Siberia situadas más al Norte, pero es en el centro y en el Sur de Ucrania y de Rusia donde los casos se han multiplicado.
Los resultados de esta investigación suponen “un aviso interesante”, opina Fernando Simón, “porque hay otras muchas enfermedades de transmisión vectorial que pueden estar sometidas a influencias muy similares”, acercando enfermedades a lugares donde nunca se habían registrado.
Imagen: Arteria pulmonar de un perro con dirofilariosis, mostrando vellosidades intravasculares (flecha amarilla). La flecha negra indica la presencia de un verme adulto de Dirofilaria immitis. Imagen: Fernando Simón.