Investigadores de la Universidad de Barcelona y del hospital Benito Menni CASM han coordinado la elaboración de un instrumento válido en todo el mundo para evaluar, estudiar y clasificar la esquizofrenia.
Esta nueva herramienta forma parte de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), impulsada y avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de obtener un lenguaje unificado para evaluar y describir la salud de las personas, según explican estas instituciones.
La delimitación del conjunto básico de necesidades presentes en la esquizofrenia (schizophrenia core set) es el resultado de una investigación en la que han participado personas afectadas, familiares y expertos internacionales de diferentes disciplinas. El proceso ha culminado esta semana en Barcelona con una conferencia, en la que veinte de los especialistas internacionales más relevantes en el ámbito de la esquizofrenia han consensuado el documento definitivo que se utilizará a nivel nacional e internacional.
Juana Gómez-Benito, catedrática de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Psicología de la UB, Emilio Rojo, adjunto a la Dirección Médica del Hospital Benito Menni CASM, y Mercè Martín, vicepresidenta de la Federación Salud Mental Cataluña, han presentaron el pasado viernes este instrumento en el campus de Mundet de la UB.
Marco conceptual
La clasificación CIF es una aplicación diseñada y validada por la OMS para categorizar las características de la salud de las personas en el contexto de su situación personal y de su entorno.
Según explica Gómez-Benito, «es un instrumento que proporciona el marco conceptual para codificar un amplio rango de información relacionada con la salud: por ejemplo, el diagnóstico, el funcionamiento de los enfermos, los grados de discapacidad o los motivos para contactar con los servicios de salud».
Además, añade, «usa un lenguaje estandarizado y unificado, que posibilita la comunicación sobre la salud y la atención sanitaria entre diferentes disciplinas y ciencias en todo el mundo».
La nueva herramienta contiene un listado exhaustivo de los factores potencialmente relevantes sobre el funcionamiento de las personas que presentan algún tipo de afectación médica. En total, son 1.454 categorías, en las que se tienen en cuenta las funciones y estructuras corporales, como la sensación de dolor o la capacidad de atención; las condiciones para llevar a cabo diferentes actividades o participar en la vida social, y también factores ambientales tales como la educación, el entorno o el trabajo.
La investigación «ha consistido en extraer las categorías que son exclusivamente relevantes para describir la esquizofrenia desde la perspectiva de todos los agentes implicados en la enfermedad», explica Emilio Rojo. Finalmente, en la conferencia de consenso se acordó incluir 97 categorías dentro del conjunto básico para describir la funcionalidad en esta patología, y veinticinco categorías en el conjunto abreviado.
«Este conjunto de categorías supone un marco de referencia para la evaluación de la funcionalidad en la esquizofrenia que hasta ahora no existía. Por fin se dispone de un lenguaje común que se pone a disposición de toda la comunidad científica y profesional de la salud mental. Esta herramienta se podrá utilizar para diseñar servicios, sistemas y políticas de salud, llevar a cabo estudios epidemiológicos a nivel mundial, evaluar la funcionalidad de nuestros pacientes y usarla en el ámbito de la investigación, entre otros usos, apunta Juana Gómez-Benito.
Participación de afectados, familias y expertos
Hasta llegar a estos documentos, el equipo de la UB, en coordinación con el ICF Research Branch, el centro encargado del CFI a nivel internacional, ha seguido un protocolo diseñado por la OMS. Este proceso ha consistido en revisiones de estudios científicos, grupos de discusión con pacientes y familiares, encuestas a expertos internacionales de diferentes disciplinas (psiquiatras, psicólogos, enfermeros, asistentes sociales, terapeutas ocupacionales, etc.) y, por último, un estudio multicéntrico e internacional que identifica, desde la perspectiva de los clínicos, los problemas más comunes que experimentan las personas con esquizofrenia, así como los factores ambientales que afectan a sus condiciones de salud.
Con toda esta información, se llegó a la conferencia de consenso, que tuvo lugar en Barcelona del 12 al 14 de mayo en las instalaciones de la OMS en el recinto del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. En la conferencia se reunieron veinte de las más relevantes personalidades internacionales en el ámbito de la esquizofrenia. En un proceso de toma de decisiones iterativo, que combinó el trabajo en pequeños grupos con sesiones plenarias, los expertos concluyeron cuáles eran las categorías que definían mejor la esquizofrenia según la clasificación CIF.
(SINC)