Enfermedades inflamatorias intestinales como colitis ulcerativa y enfermedad de Crohn se han asociado recientemente y de manera importante con un incremento en el riesgo de desarrollar cáncer de colon y recto (CCR), el cual se presenta en personas a partir de los 50 años de edad; sin embargo, se han registrado casos en personas de 40, 30 y hasta 20 años, lo que ha colocado al CCR como una de las primeras cinco causas de morbilidad por tumores malignos en nuestro país.
Esta situación ha motivado que diversos investigadores nacionales enfoquen sus esfuerzos en estudiar sus causas, como es el caso de la doctora Sonia León Cabrera, de la Unidad de Investigación en Biomedicina, Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien explicó que durante los padecimientos inflamatorios se presenta una alteración en la respuesta de tolerancia hacia la flora bacteriana intestinal generando una inflamación localizada, en la cual existe un daño a la mucosa colonica, incrementándose la proliferación epitelial para reparar el tejido, pero algunas células con mutaciones genómicas o daño al ADN continúan replicándose produciendo masas anormales de tejido.
El papel de los macrófagos durante el CCR
Durante la progresión de la colitis a CCR, explicó la científica, existe un factor determinante que interviene en el desarrollo de esta enfermedad que son los macrófagos asociados a tumores (TAMS).
“Los macrófagos son células del sistema inmune cuya función durante el cáncer es controversial; en algunos casos pueden favorecer el crecimiento de células neoplásicas, o bien activar mecanismos que impiden la progresión tumoral. No obstante, en el caso del CCR, varios reportes clínicos indican que pacientes con carcinomas colorrectales —cáncer de tipo epitelial— con un número elevado de TAMs en el tejido tumoral se relacionan con una mayor supervivencia y mejor pronóstico”, añadió.
Para corroborar esta hipótesis, el grupo de investigación de la doctora León utilizó un modelo experimental que permite inducir CCR en roedores con características similares a las que se presentan en el cáncer de colon asociado a colitis en humanos. “Allí determinamos que el fenotipo de los macrófagos parece ser importante en el control del desarrollo tumoral.
“Además, al inocular a los roedores con el parásito Taenia crassiceps, encontramos que la presencia de este helminto coincidía con el incremento de un tipo de macrófagos llamados M2 con funciones antiinflamatorias y reparadoras de tejidos. La presencia de estas células en el intestino se correlacionó con una disminución en el número de tumores, sugiriendo que esta población celular puede ser fundamental para el control del desarrollo tumoral durante el CCR”, describió la investigadora.
La proteína STAT1 como regulador de los TAMS
Pese a que existe muy poca información sobre el comportamiento de estas células durante la progresión del CCR, Sonia León y sus colegas han observado que la proteína STAT1 es esencial para regular el reclutamiento y el fenotipo de los macrófagos asociados a tumor (TAMS).
“STAT1 es una proteína importante en la comunicación entre células y en la señalización celular; además, media la transcripción de varios genes que codifican para proteínas con propiedades antiproliferativas, antivirales y reguladoras de la respuesta inmune. Recientemente, STAT1 ha sido reconocida por sus propiedades antitumorales relacionadas con su capacidad de inhibir la angiogénesis y la metástasis de tumores”, indicó.
Usando el mismo modelo experimental que contempla la inducción de CCR en roedores (antes descrita), el grupo de investigación ha determinado que en animales genéticamente deficientes en STAT1 el desarrollo tumoral es mucho más rápido y extenso, y se encuentra acompañado de un infiltrado importante de macrófagos en comparación a los animales silvestres.
“Hasta ahora STAT1 parece ser esencial para regular el reclutamiento y el fenotipo de los macrófagos asociados a tumor durante el desarrollo del CCR. Aunque aún falta por definir si STAT1 participa en la movilización y activación de los monocitos circulantes (células precursoras de los macrófagos) que contribuyen a la acumulación de TAMs durante el cáncer”, explicó León Cabrera, quien añadió que el estudio de los mecanismos que controlan a estas poblaciones celulares podría permitir en un futuro el diseño de herramientas farmacológicas que incidan sobre esta proteína y prevengan el desarrollo tumoral.
Esta investigación es parte del proyecto STAT1 en el reclutamiento y diferenciación de los macrófagos asociados a tumores (TAMS) durante el desarrollo del cáncer de colon, el cual fue ganador de una de las Becas para Mujeres en la Ciencia Lóreal-Unesco-Conacyt-AMC 2015.
“La distinción me llena de orgullo y satisfacción pues sé que es un reconocimiento bastante competido entre las jóvenes científicas mexicanas. Me alegra mucho que existan iniciativas de este tipo y estímulos para las mujeres que estamos iniciando una carrera científica, ya que conseguir recursos para desarrollar investigación no siempre es tarea fácil”.
Los cien mil pesos que establece la beca para invertirse en un año permitirán a la doctora Sonia León Cabrera completar varios experimentos importantes durante el desarrollo de su proyecto de investigación. “Estoy convencida que estos estímulos incentivan a jóvenes mexicanas que, como yo, hemos escogido la carrera científica como una opción de vida”.
(AMC)