Por su trabajo esencial para la prehistoria de América y la conservación de la riqueza arqueológica de México, el Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO entregó la Medalla de la Diversidad Cultural –del 60 aniversario del organismo internacional– al paleontólogo y arqueólogo mexicano Joaquín García-Bárcena, in memoriam, cuyo esfuerzo dejó grandes aportaciones para determinar los campos jurídico y administrativo en la conservación del patrimonio arqueológico de México.
Joaquín García-Bárcena fue profesor, arqueólogo y funcionario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ocupó entre otros cargos el de Secretario Técnico, Director de Monumentos Prehispánicos, Presidente del Consejo de Arqueología y Director de la sección de Laboratorios y del Departamento de Prehistoria. También por breve tiempo estuvo encargado del despacho de la Dirección General del INAH.
La medalla fue otorgada en la Biblioteca Palafoxiana, de la ciudad de Puebla, en presencia del Gobernador del estado, Rafael Moreno Valle y de la directora general del INAH, Teresa Franco, durante la Reunión Internacional de Expertos sobre el Primer Poblamiento de las Américas y la Convención del Patrimonio Mundial, con el programa temático Evolución Humana, que recientemente concluyó.
La presea fue recibida por el hijo del maestro, Joaquín García-Bárcena Zubieta, de manos de Nuria Sanz, oficial a Cargo de la oficina de la UNESCO en México, al inicio de la reunión, en la que se reflexionó a favor del reconocimiento, la conservación y la investigación de los sitios arqueológicos vinculados con las primeras migraciones humanas y con los orígenes de la diversidad cultural en las Américas.
Para la oficial de la UNESCO la biografía de García-Bárcena es esencial para la prehistoria de América. Su labor en el marco de la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas de la UNESCO contribuyó a que el patrimonio arqueológico americano empezara a ocupar el papel que siempre merecía.
La medalla del 60 aniversario de la UNESCO fue pensada para subrayar el papel de la cooperación internacional, sus logros y desafíos y está encaminada a exaltar los logros individuales o institucionales, a proyectos y biografías que hayan consagrado su esfuerzo a la defensa de la diversidad cultural.
La curiosidad y destreza investigadora de Joaquín García-Bárcena lo condujeron a frecuentar temas tan aparentemente distantes como la obsidiana, los pecios hundidos, la paleofauna o el mundo maya, dijo la Oficial a Cargo de la UNESCO.
Para el INAH es fundamental honrar a sus académicos y personajes señeros, porque mantenerlos en la memoria es hacer valer en todo momento su trabajo, enseñanzas y compromiso con la investigación, la conservación y la difusión del patrimonio cultural de México. Por tal razón y por la amplia y reconocida trayectoria de García-Bárcena, la directora general del INAH, Teresa Franco, propuso a la Secretaría de Educación Pública del Gobierno de Puebla y a la oficina de la UNESCO en México, rendir un homenaje al sabio mexicano.
Breve semblanza
A Joaquín García-Bárcena se le recuerda de muchas maneras: fue ingeniero, profesor, arqueólogo, compañero, funcionario del INAH, pero sobre todo como un ser generoso con su tiempo, sus conocimientos y su amistad, expresó Teresa Franco.
Aunque a los 23 años se recibió con honores como ingeniero químico en el Instituto Tecnológico de Cambridge, Massachusetts, había un llamado interior que poco a poco lo acercó a lo que para él resultó más importante que las fórmulas y la materia: el ser humano.
En 1965 entró a estudiar a la ENAH donde se recibió en 1973. Su carrera estuvo sembrada de logros. Fue responsable o asistente de diversos proyectos importantes como Tlapacoya (Edomex), Cuevas Secas en Santa Marta, Los Grifos, Teopisca y Aguacatenango (Chiapas).
Practicó la docencia en diversas aulas como la ENAH y el Instituto de la Policía Judicial Federal, donde impartió cursos sobre delitos contra el patrimonio arqueológico. Fue miembro de diversos consejos nacionales e internacionales y co-editor de la revista Arqueología Mexicana.
En 2005 recibió el premio Maestro Rafael Ramírez que otorga la Secretaría de Educación Pública. Se desempeñó como vocal de la Comisión Intersecretarial de Investigación Oceanográfica y fue representante operativo del Fideicomiso para el rescate de Pecios, lo que lo convirtió en un importante apoyo para la investigación, protección y difusión del patrimonio cultural que se encuentra en el fondo de mares y aguas continentales.
El maestro elaboró registros minuciosos con información del mundo marino, así como de geofísica aplicada a la arqueología subacuática. De su pluma brotaron decenas de textos, entre libros, ensayos, artículos y notas. Ávido lector y coleccionista de libros, ahora gran parte de su acervo bibliográfico se encuentra en la Biblioteca José Luis Lorenzo, de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo académico del INAH.
“El compromiso cotidiano de Joaquín García-Bárcena con el INAH, con la investigación, la conservación y la difusión del patrimonio cultural de México ha sido una referencia fundamental para quienes lo conocimos y queda como un ejemplo de profesionalismo y dedicación para las generaciones futuras”, manifestó la directora del INAH.