María del Socorro Aguilar Cucurachi, colaboradora en el Laboratorio Multimedia X Balam del Área Académica Biológico-Agropecuaria de la Universidad Veracruzana (UV), se pronunció porque haya espacios de divulgación científica para niños y niñas.
La bióloga de formación estudió la Maestría en Neuroetología en el Instituto de Neuroetología de la UV. Durante su posgrado trabajó con translocación de monos aulladores a La Flor de Catemaco –Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre ubicada en el municipio del mismo nombre–, específicamente en 2007.
“Mi trabajo consistió en evaluar qué tanto se estresan los animales cuando son separados de su ambiente natural pero degradado, y son sometidos a un semi-cautiverio para después ser liberados en áreas de conservación”, explicó.
La experiencia la inspiró a escribir el cuento “Manú la monita”, donde una mona le explica a niños y niñas –de entre nueve y 12 años de edad– qué es lo que ellos sienten durante el proceso de translocación.
El cuento tiene datos de la historia natural de las especies –la importancia de los monos, cuáles eran y cuáles son sus depredadores– y del proyecto de translocación que la UV tiene cerca de 30 años realizando en la región de Los Tuxtlas.
Manú es una feliz monita que nació en La Flor de Catemaco, rodeada del paraíso natural de Los Tuxtlas; el resto de su familia llegó al lugar años atrás con una triste historia a cuestas: vivían en áreas de escasa vegetación, poca alimentación y riesgos morales, sin embargo fueron rescatados. Por alguna razón su madre le relatará la historia, con el propósito de que tenga cuidado.
En febrero de 2013 la Editora de Gobierno del Estado de Veracruz convocó a participar en el Tercer Concurso de Cuento Infantil y “Manú la monita” ganó una mención honorífica por la calidad narrativa.
A la fecha el cuento –que incluso tiene ilustraciones totalmente artesanales, autoría del biólogo Ingo Linker– está en busca de un espacio para su publicación, con el fin de que llegue a las niñas y niños de Veracruz.
“Hay pocas personas que le apuestan a este tipo de publicación que explica a los niños la importancia de estos proyectos”, lamentó Aguilar Cucurachi, quien actualmente estudia el Doctorado en Investigación Educativa en el Instituto de Investigaciones en Educación de esta casa de estudios.
Añadió que en las escasas publicaciones dedicadas al sector infantil –un público menos privilegiado– los temas más recurrentes son resaltar los valores humanos, la convivencia, el respeto por las personas, la igualdad, no obstante las cuestiones de divulgación científica tienen un papel marginal, casi nulo.
“No se busca lucrar, sino que los niños puedan leer investigaciones científicas”, concluyó la entrevistada.