Con envases de refrescos, madera y la consigna de ayudar al medio ambiente y a la sociedad de nuestro estado, estudiantes y académicos de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Veracruzana (UV) crearon un prototipo de vivero donde se sembrarán germinados de pasto en charolas que sirva como forraje para el ganado.

         Integrantes del cuerpo académico (CA) Biotecnología, Biodiversidad y Manejo de los Recursos Naturales expresaron que si bien la idea de crear un invernadero con estas características no es nueva, es la primera vez que se hace en la UV y se piensa llevar la propuesta a las comunidades El Paisano y/o El Conejo.

         La académica Dora Trejo Aguilar informó que alrededor de 60 estudiantes de las experiencias educativas Aprovechamiento, Manejo y Conservación; Agroecología, y los módulos 1 y 2 de Biotecnología, colectaron botellas de dos y tres litros. Se eligió este material porque es resistente y se requiere que genere calor, y es que el invernadero tendrá 10 grados más que los invernaderos tradicionales, lo que será ideal para zonas frías.

         Además de colectar los envases, los estudiantes del Módulo 1 de Biotecnología trabajaron en la propuesta del germinado de pasto en charola como una contribución para la conservación de los bosques. Trabajaron en la experimentación del uso de biofertilizantes y fertilizantes, y lograron reducir a la mitad el periodo de crecimiento de los germinados.

Respecto a la construcción del vivero, Jacob Bañuelos Trejo, académico de Agroecología, detalló que se llevó más tiempo colectar las botellas (que fueron de la misma marca para que la construcción fuera uniforme), lavarlas, quitarles la etiqueta, recortarlas y luego engraparlas.

Guillermo Alafita Vásquez comentó que para el prototipo de vivero se utilizaron 10 mil 500 envases de refresco, alrededor de 40 y 45 botellas por metro cuadrado, dependiendo del mecanismo de construcción. Se decidió usar madera porque es la materia prima que tienen en las partes altas de Veracruz. Explicó que la estructura, incluyendo el techo que consideraron la mejor opción, ha demostrado que tiene gran resistencia y da la cantidad adecuada de luz y calor.

La construcción del vivero requirió de tres días en los que participaron cerca de 25 estudiantes en diferentes momentos. De acuerdo con la académica Liliana Lara Capistrán, este trabajo en equipo sirvió de motivación para los alumnos que al inicio no sabían para qué usarían las botellas. Al conocer el objetivo comenzaron a trabajar y adquirieron aprendizajes al llevarlo a cabo, tal y como lo marca una de las filosofías del Modelo Educativo Integral y Flexible: “aprender haciendo”, aseguró.

Jacob Bañuelos destacó la propuesta que hizo Guillermo Alafita al poner varillas en las botellas para que en caso de que una de éstas se dañe se saque una varilla con facilidad y se remplace el plástico. De esta manera el invernadero siempre estará en buenas condiciones.

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