Valencia es la primera ciudad europea que cuenta con un mapa sobre violencia de género clasificada por barrios. La revista ‘American Journal of Epidemiology’ publica en su número de julio esta investigación pionera, realizada por un equipo de la Universitat de València. El trabajo ha sido dirigido por el profesor Enrique Gracia Fuster, catedrático de Psicología Social.
Utilizando técnicas avanzadas de estadística espacial y mapas de enfermedad, el estudio demuestra que los vecindarios y sus características importan en la distribución desigual del riesgo de violencia de género en las ciudades. Esta investigación nace de una iniciativa conjunta entre el departamento de Psicología Social de la Facultad de Psicología (Universitat de València), el Departamento de Estadística e Investigación Operativa de la Facultad de Matemáticas (Universitat de València), y ha sido posible gracias a la colaboración del grupo GAMA (Grupo de Actuación contra los Malos Tratos) de la Policía Local de Valencia.
El trabajo muestra variaciones geográficas del riesgo de violencia de género y que determinadas características de los vecindarios influyen en esa variación desigual del riesgo. Vecindarios desaventajados en términos económicos y educativos, con mayores niveles de inmigración, físicamente deteriorados y con mayores tasas de delito son aquellos donde el riesgo de violencia de género es mayor. Por tanto, el estudio muestra que la violencia de género no se distribuye al azar, sino que existe un patrón espacial vinculado a las características de los vecindarios. Una prevención más efectiva de la violencia de género debe tener en cuenta los factores contextuales de riesgo que pueden estar presentes en los vecindarios.
El estudio se ha basado en la geolocalización de 1.623 órdenes de protección por violencia de género, para lo que ha sido imprescindible la colaboración del grupo GAMA de la Policía Local de Valencia. Para el análisis de las características de los vecindarios se han utilizado 552 secciones censales, que son las unidades administrativas más pequeñas disponibles. Destaca, en este sentido, la elevada resolución de las unidades utilizadas.
El hecho de que existan vecindarios con mayores niveles de riesgo pone de manifiesto la necesidad de que las iniciativas de intervención y prevención se dirijan a aquellas áreas de la ciudad particularmente desfavorecidas. El análisis de la distribución espacial de casos de violencia de género es un análisis novedoso que puede desempeñar un papel importante para el trabajo de prevención y protección de las víctimas de violencia de género, proporcionando un instrumento nuevo a los profesionales y los responsables de las políticas de intervención y prevención.
Los resultados de los análisis entre las características de los vecindarios y la incidencia de la violencia de género en los mismos, en la medida en que identifica patrones significativos y distribuciones desiguales del riesgo de victimización en los mismos, puede contribuir a evaluar las estrategias existentes de prevención e intervención, y a dotar de información novedosa para el diseño de estrategias de prevención.
Los análisis de este tipo pueden ser de gran utilidad para diseñar y evaluar la efectividad de nuevas políticas de prevención que tengan en cuenta la distribución espacial tanto de los casos de violencia de género como de los factores de riesgo, ajustando recursos y estrategias. Un potencial beneficio de este tipo de acercamiento al análisis de la violencia es que puede constituir una nueva herramienta de comunicación entre administraciones públicas en el análisis conjunto de la problemática de la violencia de género en nuestra sociedad, de la evolución del fenómeno en las ciudades, y para la comparación de estrategias de intervención y prevención.
Los potenciales beneficiarios de los resultados de este tipo de investigación son, no sólo los colectivos profesionales implicados en la lucha contra la violencia de género, sino también todas aquellas mujeres que se encuentran en riesgo de padecer violencia de género y sus hijos e hijas, riesgo que podría verse reducido sustancialmente aplicando las políticas y destinando los recursos contando con más y mejor información sobre el problema.
(Asociación RUVID)