Desde su nombramiento como Ministro de Finanzas del gobierno griego y su participación en las negociaciones con la Comisión Europea, Yanis Varoufakis, para unos héroe, para otros villano, ha sido protagonista de portadas y noticiarios globalmente. Su origen académico y, más específicamente, su interés por la teoría de juegos han hecho que numerosos artículos y noticias inquiriesen sobre si Varoufakis y su equipo habrían estado aplicando esta disciplina en su complicada relación con Bruselas. El fenómeno ha ido en aumento desde su reciente dimisión.
La teoría de juegos es una disciplina que describe o predice la toma de decisiones por varios individuos en situaciones en las que las consecuencias que éstos obtienen dependen no sólo de sus propias decisiones, sino también de las de los otros.
Sus aplicaciones son muy abundantes en numerosos campos: desde la economía a la política, pasando por la sociología, la biología, la ciberseguridad y el márketing. Suele distinguirse entre situaciones cooperativas y no cooperativas. En estas últimas, los agentes involucrados sólo buscan, esencialmente, su propio beneficio, de forma egoísta.
En este escenario una idea fundamental es el equilibrio (no cooperativo) de Nash y sus variantes, y, de forma reciente, aparecen como alternativa los conceptos del análisis de riesgos adversarios. Muchos autores han intentado enmarcar las negociaciones entre Grecia y la UE dentro de la teoría de juegos no cooperativa, apelando los dos modelos clásicos.
El primero es el dilema del prisionero en el que dos detenidos tienen la opción de confesar o no, y el número de años que reciben como su sentencia depende de su decisión y la de su compañero. La estructura de sentencias y el hecho de que los prisioneros busquen sólo su propio bien y no se puedan comunicar lleva a una trampa social en la que ambos acaban con una sentencia mucho peor que si hubiesen planteado el bien común de alguna forma.
El segundo modelo al que se suele aludir en estas negociaciones es el problema del gallina. Se asimila a una situación en la que dos conductores se dirigen el uno al otro en sus coches. Si ninguno de ellos evita la colisión, ambos mueren; si solo lo hace uno de ellos, gana el que no lo hace, siendo el otro un gallina. Si ambos lo hacen, hay un empate (¡y ambos son unos gallinas!). La imaginación del lector traducirá fácilmente el símil de estos dos modelos a las mencionadas negociaciones.
¿A qué ha estado ‘jugando’ Varoufakis?
¿Con qué modelo y estrategia ha estado ‘jugando’ Varoufakis? Aunque quizá sepamos solo la verdad cuando escriba sus memorias, en febrero el exministro afirmó, en el New York Times que había pasado el tiempo de las negociaciones de división de un pastel entre dos partes egoístas, un contexto típico de la teoría de juegos no cooperativa.
Varoufakis afirmaba entonces que se requerían negociaciones honestas y abiertas, en las que ambas partes integrasen sus capacidades para hacer un pastel mayor (y después dividirlo a mayor satisfacción). Aunque la mayoría de sus intérpretes entendieron ese mensaje como que no era momento de emplear la teoría de juegos, en realidad estaba haciendo un canto a su versión cooperativa, y a la más moderna disciplina del análisis de negociaciones integrativas.
Estamos ante una negociación compleja que incluye numerosos temas y, en mi opinión, se han cometido claros errores por ambas partes. El equipo negociador griego, por ejemplo, por no haber estudiado suficientemente los estilos culturales y negociadores de Bruselas. Por parte de las autoridades europeas, por enrocarse en posiciones y soluciones que se han demostrado ya sin éxito en Grecia.
Hoy los medios afirman que se ha iniciado el verdadero baile de las concesiones. Pero, parafraseando la jerga de las negociaciones, son necesarias dos personas para bailar un jasapico. Esperemos que ambas partes hayan aprendido de los errores de estos meses y hayan revisado sus apuntes de análisis de negociaciones integrativas.
(SINC/David Ríos, cátedra AXA del Instituto de Ciencias Matemáticas)