El esqueleto de un tiranosaurio «bataar», pariente asiático del temible «tiranosaurio rex» norteamericano, se vendió el 20 de mayo de 2012 en un 1’052,500 millones de dólares, durante una subasta realizada en Nueva York por la casa Heritage Auctions, en la que también se ofrecerán otros fósiles prehistóricos.
Posteriormente estos restos fueron decomisados por el gobierno de los Estados Unidos y regresados a Mongolia, de donde fueron sustraidos por un contrabandista de fósiles, Eric Prokopi, que se presentaba como ‘paleontólogo comercial‘ y que se dedica a la compra-venta de esqueletos completos y parciales de dinosaurios, quien para defenderse de la acusación aseguró el esqueleto se armó con piezas de varios ejemplares; sólo un 37% del esqueleto completo provino de un espécimen.
Lo magnífico y singular de este esqueleto de dinosaurio es lo completo que está, ya que la mayoría de los que se exhiben hoy en los museos sólo están al 50 % o menos, y de éste tenía el 75 % de las piezas.
Este esqueleto, de 2,44 metros de alto y 7,32 metros de largo, que son unas dimensiones mucho menores que las del feroz T-rex norteamericano, se encontró doce años antes en Asia central, lugar en el que habitaban estos saurios durante el periodo Cretácico, hace unos 70 millones de años.
«Otra de las razones de su valor en el mercado fue que el esqueleto estaba montado, algo inusual, ya que es muy costoso limpiar los huesos y unirlos una vez que se encuentra el ejemplar», aseguró David Herskowitz, entonces director de historia natural de esa casa de subastas.
En 1997, la casa de subastas Sotheby»s vendió un T-rex por más de 8 millones de dólares (6,2 millones de euros).
La venta se realizó por internet y el nombre del comprados no fue anunciado.
En la subasta se ofrecieron también hasta 300 artículos, con precios que oscilan entre tan sólo 50 dólares y un millón , y entre los que destacan un cráneo de un anquilosaurido del Cretácico valorado en 60.000 dólares o un diente de otro «tiranosaurido bataar», de 27 centímetros y con un precio estimado de 18.000 dólares.
También se vendió una monumental mandíbula de tiburón «Megalodon», con 138 dientes, así como un huevo de Madagascar, cuyo tamaño equivale al de 170 huevos de gallina, en el que se gestaba el pájaro más grande de la historia que, durante el Holoceno, surcó los cielos, así como por un cráneo de felino asiático «Dientes de sable» y toda una serie de fósiles marinos, gemas y minerales, entre otras piezas por las que se recaudaron un total de 2,63 millones de dólares.