Niñas en un nuevo centro de educación para niños sirios en Kahramanmaras, Turquía- Foto UNICEF, UN019130, Ergen

Niñas en un nuevo centro de educación para niños sirios en Kahramanmaras, Turquía- Foto UNICEF, UN019130, Ergen


Sandra Isabel Jiménez Mateos *

En el mundo hay 1,100 millones de niñas; su bienestar, sus derechos humanos y su empoderamiento son fundamentales para cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), refirió Ban Ki-moon, secretario general de la misma, en la conmemoración del «Día Internacional de la Niña», 2016, cuyo tema se basa en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): «Progreso de las niñas = progreso de los Objetivos: datos sobre la situación mundial de las niñas».

«Las niñas siempre han cambiado el mundo; esta generación puede hacerlo aún mejor», puntualiza la ONU en sus consideraciones sobre la fecha.

El tema de este año responde a que existe un desconocimiento de la situación que tienen todas las niñas del mundo: «Trabajemos todos con ahínco para contar a todas las niñas, porque todas las niñas cuentan».

Sólo un enfoque explícito centrado en la recopilación y análisis de datos pertinentes, desglosados por sexo, puede orientar las decisiones de política y programas fundamentales, así como medir y comprender adecuadamente las oportunidades y los desafíos que enfrentan e identificar y realizar un seguimiento para avanzar hacia soluciones a sus problemas más acuciantes, señala la ONU.

«Cuando acordamos esa Agenda, prometimos dar a las niñas una educación y unos servicios de salud de calidad», refirió Ban Ki-moon. En esos Objetivos, «nos comprometimos a poner fin a la discriminación y la violencia contra las niñas y a eliminar las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil. Prometimos que nadie se quedaría atrás», agregó.

Sin embargo -prosiguió- con harta frecuencia, en las aldeas, los barrios marginales y los campamentos de refugiados de todo el mundo, «las niñas se quedan atrás: no reciben alimentos nutritivos ni atención médica ni una educación de calidad y se ven expuestas a la violencia sexual».

Así, enfatizó que «invertir en las niñas es una decisión correcta y a la vez inteligente, que puede tener poderosas repercusiones en todas las esferas del desarrollo e incluso en las generaciones futuras».

Pero también reconoció que las acciones que hoy se toman se desconoce el impacto que tienen: «lo que no se puede medir no se puede gestionar. Si no reunimos los datos que necesitamos, nunca sabremos si estamos cumpliendo lo que prometimos».

En ese sentido igualmente enfatizó que»tenemos que asegurarnos de que nuestras iniciativas están llegando a todas las niñas: las niñas que viven en la pobreza extrema; las niñas de las zonas rurales aisladas; las niñas con discapacidad; las niñas de las comunidades indígenas; las niñas refugiadas o las que han sido desplazadas dentro de sus propios países».

Y volvió a puntualizar que «los datos oportunos y de alta calidad son vitales para saber en qué ámbitos estamos cumpliendo nuestras promesas y en qué ámbitos nos estamos quedando rezagados».

La ONU en sus consideraciones sobre esta fecha anota que la ambición por la igualdad de género en los Objetivos de Desarrollo Sostenible pone de manifiesto las desventajas y la discriminación que pesa todos los días sobre las jóvenes.

Su progreso no sólo es bueno para ellas; también lo es para sus familias, comunidades, naciones y el mundo.

Cuando invertimos en la salud, la seguridad y la educación de las niñas – tanto en tiempos de paz como en tiempos de crisis – les ayuda a hacer realidad sus sueños y a determinar sus propias vidas y sus comunidades.

  • Investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales, de la Universidad Veracruzana

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