El bombero checo Jakub Halik, el primer hombre que sobrevivió 194 días sin corazón y sin pulso falleció el domingo 14 de octubre del 2012, por una complicación hepática y renal, mientras se encontraba en lista de espera para obtener un corazón de trasplante.
El bombero de 37 años de edad al momento de morir, padecía de inició cáncer en el corazón, por lo cual tuvieron que extirparle el órgano y para que pudiese sobrevivir le implantaron dos bombas Heartmate II para bombear la sangre, cada una diseñada para realizar las tareas separadas de los lados izquierdo y derecho del corazón, una a los pulmones y otra al resto del cuerpo através de la vena aorta, hechas de plástico y que no producen pulsaciones sensibles al tacto, colocadas dentro de su cuerpo.
El único inconveniente con el cual tiene que vivir el paciente que use estos aditamentos, hasta el trasplantes, es cargar con las pilas bajo los brazos, al igual que James Bond lleva las pistolas, dijo en su momento Jan Pirk, jefe del Departamento Cardiaco del Instituto de Medicina Clínica y Experimental de Praga, quien realizó el implante de las bombas, después de anunciar el éxito de la primera intervención quirúrgica.
El mismo Jan Pirk refirió que el trasplante de corazón no era factible porque al tener este un tumor maligno los medicamentos para evitar el rechazo de un órgano extraño apoyarían el proceso tumoral de las células.
Antes del deceso, el estado de salud de Halik empeoró considerablemente, sufriendo fallos en el hígado y los riñones. «Su cuerpo no fue capaz de superar esta carga», lamentó Pirk, quien rechazó que la causa del deceso hubiese sido una falla en las bombas cardiacas.
Tras comprobar que no tenía metástasis y que no quedaba rastro del sarcoma espinocelular que le destrozó el corazón, Halik fue colocado a finales de agosto en lista de espera para el trasplante.
Continuaba así el largo proceso, «duro, física y psíquicamente», que comenzó el 3 de abril cuando le extirparon el corazón en una intervención que duró más de siete horas, según reconoció en su día el propio Halik.
Al no tener pulsaciones, estas bombas no pueden considerarse un corazón artificial. Antes de él, esta técnica sólo se había utilizado con un paciente en Texas (Estados Unidos), el cual murió.