La diversidad de plantas epífitas en Veracruz se ve afectada por la actividad del hombre, planteó Thorsten Kroemer, investigador del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), al charlar con los jóvenes que cursan un posgrado en dicha entidad académica y quienes participaron en un seminario de investigación.

Con el título “Diversidad, ecología y conservación de plantas epífitas”, el académico presentó resultados de su investigación en la entidad y explicó que estas plantas no extraen aguas ni nutrientes de los árboles que las alojan.

Explicó que diez por ciento de las plantas vasculares en el mundo son epífitas; la orquídea es el grupo con más epífitas, aproximadamente con 25 mil a nivel mundial, y en la región de Los Tuxtlas y en el centro de Veracruz, particularmente en los bosques mesófilos es donde existe mayor presencia de dichas especies, son plantas que crecen sobre otras plantas, detalló.

La destrucción del hábitat de las epífitas es caracterizado por sequías pronunciadas e incluso en un bosque de niebla, que al parecer siempre está húmedo, no es así; “a mediodía, si las nubes desaparecen, reciben una irradiación muy intensa y si crecen prácticamente sobre la corteza (de los árboles) hay escasez de nutrientes y una lucha constante con la gravedad, así es que una epífita tiene que agarrarse bastante fuerte a su huésped porque una vez que cae al suelo se pudre”.

Al vivir en este ambiente extremo las epífitas presentan medios para absorber, captar y almacenar agua cuando menos para soportar la sequía.

Kromer precisó que su estudio posdoctoral fue realizado en los volcanes San Martín y Santa Martha, y actualmente su proyecto analiza la influencia antrópica –generada por humanos– sobre la diversidad de epífitas en el centro de Veracruz.

Tomando tres sitios con bosque mesófilo conservado, en Atzalan, Tlalnehuayocan y en Zongolica, cerca de Orizaba, también contempla un bosque mesófilo perturbado en Banderilla, un acahual y un cafetal en Tlalnehuayocan y Coatepec.

Agregó que los bosques conservados son lugares de difícil acceso, lo que ha permitido conservar este tipo de vegetación: “Se muestrean ocho parcelas donde vemos especies de sotobosque (vegetación formada por matas y arbustos que crece bajo los árboles) y se trepó a algunos para hacer un inventario”.

De la diversidad total, se registraron 175 especies distribuidas en 22 familias y 72 géneros, “es interesante observar que los helechos son el grupo más importante con 68 especies, casi 40 por ciento, le siguen las orquídeas, con 32 por ciento.

”En seis sitios de estudio tenemos 45 por ciento de la diversidad que estimamos para el centro de Veracruz; los tres sitios de bosque conservado tienen valores altos con 88 a 93 especies, mientras que los tres tipos de vegetación alterado alcanzan entre 40 y 50 por ciento de la riqueza estimada, evidenciando una diferencia significativa entre ambos.”

En sus conclusiones, Kromer destacó que “la influencia antrópica tiene un impacto muy fuerte ya que el bosque perturbado, el cafetal y el acahual perdieron la mitad o más de las especies epífitas en comparación con los bosques conservados”.

Subrayó que las orquídeas son el grupo más afectado por la influencia antrópica, demostrando además la importancia de hospederos maduros, por ejemplo en Zongolica, donde los árboles pueden tener más orquídeas que una de las ocho parcelas estudiadas.

La importancia de las epífitas, precisó, es que forman un sustrato para otros organismos, “existe mucha fauna y además pueden fungir como indicadores bioecológicos de la calidad de un bosque, muchas son polinizadas por insectos o colibríes e incluso mamíferos como murciélagos o roedores; sobre todo en las orquídeas se conoce que existe una relación específica entre muchos de los insectos que polinizan estas flores”, concluyó.

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