Con el objetivo de identificar los mecanismos que mejoren el desarrollo de las matemáticas en América Latina y el Caribe y que atraigan a patrocinadores dispuestos a apoyarlos económicamente, la Unión Matemática Internacional (IMU, por sus siglas en inglés) solicitó la elaboración de un estudio sobre el estado actual de las matemáticas en la región, el cual espera publicar a finales de este año. Esfuerzos similares ya se realizaron en África y se elaboran paralelamente para Asia.
A unos meses de presentar el reporte completo, la IMU dio a conocer algunos de los principales resultados y recomendaciones el pasado 8 de agosto, durante el Primer Congreso Matemático de las Américas, celebrado en la ciudad de Guanajuato. La presentación corrió a cargo del equipo de especialistas que elaboró el reporte, coordinado por José Antonio de la Peña, titular de la Comisión para los Países en Desarrollo de la IMU y ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.
Con el estudio, afirmó Carlos Diprisco, investigador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y uno de los cinco autores del reporte, se pudo constatar algo que era más o menos evidente: las grandes diferencias que hay entre países donde el desarrollo de las matemáticas es muy alto, como en México y en Brasil, y otras naciones donde todavía es bastante incipiente.
El desarrollo científico está ligado al desarrollo económico y a la organización política del país, agregó. “México y Brasil, por ejemplo, son los países de América Latina y el Caribe que tienen un sector científico más desarrollado, con más conexiones con el sector industrial y empresarial, por lo que ahí las matemáticas contribuyen de alguna manera al desarrollo global de la sociedad. En países menos desarrollados, en cambio, ya sea por problemas económicos o por falta de personal bien informado, las matemáticas quedan muy aisladas y no hay posibilidad de que contribuyan a mejorar el país”.
El estudio está basado en un cuestionario que se aplicó a matemáticos de los 24 países de la región dedicados a la investigación. Recabar la información no fue una tarea sencilla en ciertos países, tal fue el caso de Bolivia, relató Andrea Solotar, investigadora de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y coautora del reporte. “Ya con la dificultad de contactar gente uno se iba dando cuenta en dónde había más actividad matemática y dónde había menos”.
Otro resultado interesante, aseguró Solotar, apareció al analizar la producción científica de cada país a lo largo de los años. “A partir de las gráficas que elaboramos, se puede observar claramente cuándo algún país atravesó por una etapa de crisis, son curvas que en ciertos años de repente bajan y que vuelven a subir cuando la situación se normaliza tiempo después. Esto muestra que la actividad científica está íntimamente relacionada con la situación económica del país; no puede haber matemáticas desarrolladas en una nación inestable, donde hay muchos problemas”.
Sin embargo, apuntó, hay casos especiales, como el de Paraguay, en los que a pesar de no tener una buena situación económica ni política han logrado avances en los últimos años. “No es que a la fecha la nación paraguaya tenga una producción científica muy notoria, pero no se encuentra como hace diez años, cuando no había prácticamente nada.”
Esto se debe en parte, explicó Andrea Solotar, a que ahí el gremio matemático es muy pequeño y, por lo tanto, depende mucho de las voluntades individuales. “Paraguay es un ejemplo de un país que partió prácticamente de la nada y que en pocos años alcanzó un nivel de desarrollo razonable porque hubo un grupo de matemáticos que consiguió subvenciones públicas y plazas laborales. Incluso, ya están formando a sus propios estudiantes de posgrado”.
Con base en los datos que arrojaron las encuestas y de la información colectada, el grupo de especialistas elaboró recomendaciones para mejorar el desarrollo de las matemáticas en los países de la región. “La IMU solicitó esta parte con especial énfasis porque tiene varios patrocinadores interesados en dar fondos para las diferentes actividades y quieren saber cuáles de ellas son las más viables”, dijo la investigadora.
Entre las recomendaciones puestas a discusión durante el encuentro académico realizado en la capital guanajuatense, estuvieron apoyar los esfuerzos nacionales y regionales para desarrollar programas de maestría y doctorado; crear incentivos para que los estudiantes que hacen estudios en el extranjero regresen a su lugar de origen, así como apoyar las olimpiadas de matemáticas de cada región para asegurar su continuidad e identificar a los estudiantes talentosos a través de esta vía.
Al respecto, la especialista comentó que es muy importante que los países donde las matemáticas están más desarrolladas colaboren en la formación de otros que van más atrasados, o incluso apoyen en las regiones donde se localice su propio país.
Una recomendación sobre este punto, apuntó Solotar, es centralizar la información sobre becas, programas de intercambio de estudiantes y de doctorados para que sean aprovechados, ya que existen muchas oportunidades en los diferentes países que la gente desconoce.
Ya con las propuestas presentadas, comentó por su parte Carlos Diprisco, el siguiente paso será buscar apoyo para que se lleven a cabo. Para ello, el documento se hará llegar a los países de la región a través de sus respectivas sociedades matemáticas y posiblemente por medio de los entes gubernamentales que están a cargo de la educación y la formación de matemáticos y científicos.
Un primer beneficio que ha traído la elaboración del reporte es la creación de una lista de 75 contactos en 24 países de la región dispuestos a colaborar con los esfuerzos de desarrollo.
“Los hallazgos del reporte me dejan una sensación de esperanza, de que la situación irá mejorando; en particular porque esto ayudará a establecer más nexos entre los grupos matemáticos más desarrollados y los que están en ese proceso y abrirá canales de comunicación entre los países”, concluyó Diprisco.