Las bacterias en el suelo y las que enferman a los humanos intercambian rápidamente genes con resistencia a múltiples medicamentos y contribuyen a la creciente ineficacia de los antibióticos, según un artículo que publica hoy la revista Science.
El equipo investigador lo encabezó Kevin Forsberg, del Centro para Ciencias del Genoma y Biología de sistemas en la Escuela de Medicina de la Universidad Washington, en St. Louis, Missouri.
Las conclusiones de este estudio podrían modificar el enfoque que actualmente prevalece acerca de la resistencia de las bacterias a los antibióticos, y las formas de combatirla.
El suelo terrestre es uno de los hábitat más grandes y más diversos en el planeta, señalaron los investigadores, y «los microbios del suelo representan uno de los antiguos orígenes evolucionarios de la resistencia a los antibióticos».
Esos microbios, agrega el artículo, se han señalado como «un reservorio de genes de resistencia disponibles para el intercambio con los patógenos clínicos».
«La continua evolución y la amplia propagación de genes de resistencia a los antibióticos en los patógenos humanos es un problema clínico de la mayor importancia», explicaron los autores.
Los suelos tienen un extenso contacto directo con los antibióticos que se usan en la crianza de ganado y en la agricultura, y son asimismo el hábitat natural de las bacterias Stretomyces, cuya especie representa la mayoría de todos los antibióticos producidos naturalmente.
Las bacterias del género Streptomyces, el más extenso entre las actinobacterias, se encuentran predominantemente en suelos y en la vegetación descompuesta, y su presencia se distingue por el «olor a tierra húmeda» que resulta de su producción de un metabolito volátil, la geosmina.
Forsberg y sus colegas emplearon la secuencia metagenómica para identificar a siete genes de resistencia en las bacterias del suelo de granjas que comparten una identidad perfecta con los genes de resistencia en varias cepas de las bacterias Salmonella, Klesbsiella pneumoniae y otros patógenos.
También encontraron que los genes de resistencias múltiples se encuentran agrupados y flanqueados por elementos móviles del ácido desoxirribonucleico que, se sabe, permiten la transferencia de genes entre las bacterias.
«El intercambio de resistencia entre el suelo y los patógenos enfatiza la importancia clínica del resistoma del suelo, independientemente de si los genes de resistencia pasan del suelo a la clínica o vice versa», agregó el artículo
(Resistoma es el término que emplean los biólogos para referirse a la colección de todos los genes de resistencia a los antibióticos y sus precursores en las bacterias tanto patógenas como no patógenas).
«La transmisión del suelo a la clínica establece al suelo como la fuente directa de los genes de resistencia en los patógenos», señaló el estudio. «El movimiento de la resistencia de los patógenos al suelo significa que los patógenos pueden transferir la resistencia a los organismos en el suelo, muchos de los cuales pueden causar infecciones nosocomiales (adquiridas en el hospital) y pueden emerger como patógenos».
Los resultados, añadió Science, indican que la contaminación del suelo y el agua con los desechos que contienen altos niveles de antibióticos, como asimismo el uso excesivo de antibióticos en la crianza del ganado, probablemente contribuyen a la selección de genes de resistencia a los antibióticos en las bacterias presentes en el ambiente.
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