Las personas, como seres biológicos que somos, podemos estar regulados socialmente por mecanismos como los impuestos, la propiedad o el parentesco. Esto constituía parte de las políticas sociales que el estado romano puso en práctica durante su expansión por el Mediterráneo y que ha dejado huella en la meseta oriental española, en el territorio de la Celtiberia histórica, como ha mostrado una investigación biopolítica reciente desarrollada en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).
De la investigación arqueológica de un pequeño lugar, como una simple casa, se puede “extraer una lectura social e histórica de toda una ciudad o toda una región”, explica Jesús Bermejo, que ha realizado este análisis como investigador de la UC3M y que aborda en su último libro, Arqueología Biopolítica. La sintaxis espacial de la arquitectura doméstica romana en la Meseta oriental. La regulación social generaba un impacto en la vida cotidiana de las personas, explica. “Y estas personas, al mismo tiempo, generan mecanismos de resistencia y reelaboración para su propio beneficio”.
La biopolítica, eje central de la investigación, se refiere a las diversas formas en que los poderes políticos regulan la vida de las personas en cuanto seres biológicos. Como seres vivos estamos dotados de una serie de funciones biológicas (sexualidad, nutrición, reproducción, etc.) sometidas a diversos sistemas de normas sociales y culturales. Los aspectos jurídicos o políticos se pueden relacionar, por ejemplo, con la propia reproducción y la descendencia, que es algo consustancial a la necesidad de la transmisión y herencia de bienes en un régimen de propiedad privada.
Tomando como caso de estudio el territorio de la meseta oriental española y la huella que dejó el estado romano en su expansión por el Mediterráneo, la investigación intenta explicar cómo, a través de la arquitectura biopolítica de la región, “los poderes rectores, las instituciones políticas o las estructuras sociales influyen en la vida cotidiana de las personas”, explica Bermejo. Para tratar de responder a estas cuestiones recurre al análisis comparativo de diversos tipos de fuentes (arqueológicas, epigráficas, jurídicas, etc.). A través del cotejo de esta información se realiza una caracterización histórica del impacto de algunos de estos mecanismos de coerción social en los habitantes de la región, así como de sus implicaciones en los diversos ámbitos de su vida cotidiana.
Para llevar a cabo esta investigación se ha aplicado la sintaxis espacial y se han estudiado las leyes imperiales de derecho privado (propiedad privada, matrimonio, herencia, estatuto de ciudadanía, fisco) y la epigrafía local (la principal fuente textual para conocer la vida de las personas que habitaron este territorio). Del mismo modo que la sintaxis lingüística estudia el orden de las palabras dentro de la oración, la sintaxis espacial es un tipo de análisis arquitectónico que busca “estudiar las dinámicas sociales que subyacen en la ordenación espacial de las distintas habitaciones o ámbitos dentro de un edificio: las formas que tienen las cárceles, las universidades, los colegios públicos, los hospitales o las casas están también condicionadas por la función social que deben cumplir estos edificios”, indica Bermejo, que es miembro del Instituto de Cultura y Tecnología de la UC3M.
La relevancia de la biopolítica de época imperial romana en la sociedad actual es multiple y variada, según este investigador. Las principales influencias se pueden registrar a través del derecho privado: “Es en gran parte heredado de estas concepciones, de estos marcos legales desarrollados por el estado imperial romano. Y distintos aspectos de cómo se regula nuestra vida social en el tipo de matrimonio, en las formas de herencia”.
La estrategia biopolítica de control social del gobierno romano no solo incluía mecanismos jurídicos o legales, sino también una serie de aparatos ideológicos y económicos de estado que, en realidad, “se perciben mejor si tenemos en cuenta el registro arqueológico, la arquitectura y la cultura material producida por los habitantes de esta región”, comenta Bermejo, que refleja estas y otras conclusiones en su libro.
El investigador comenta que se encuentra en el punto de partida de un proyecto mucho más ambicioso destinado a analizar el impacto biopolítico del Imperio romano en sus súbditos. En los próximos años tiene pensado aplicar de forma sistemática este método de investigación a más de 2.000 casos de estudio repartidos por diversos ámbitos del Mediterráneo romano (Sur de Francia, Alemania, Italia, Norte de África, etc.). “Este trabajo permitirá hacer un ‘mapa’ del impacto de los aparatos de estado romano en la vida de las personas a diversas escalas: geográfica, urbana, social, etc”, concluye.