La expedición «Catarina» comienza, con la salida desde el puerto de Vigo del oceanográfico Sarmiento de Gamboa rumbo a Groenlandia, la primera estación de la campaña de mediciones de CO2 para estudiar la evolución del cambio climático en el mejor banco de pruebas posible: el Atlántico Norte.
Aida Fernández, directora de la expedición en la que participan el Instituto de Investigaciones Marinas y su homólogo francés, y las universidades de Vigo y Bremen, explicó a EFE que el Atlántico Norte es el océano de mayor captación por metro cuadrado de carbono antropogénico, el emitido a la atmósfera por la combustión de fósiles.
Es precisamente en estas latitudes donde «se ven con más intensidad los cambios interanuales, dependiendo de si en un año ha habido más o menos enfriamiento» de las aguas, ya que de la temperatura también depende cómo se sedimenta el CO2 proveniente de zonas tropicales, más salinas y cálidas.
Esta nueva campaña de mediciones ampliará la información recabada entre 2002 y 2010 por el mismo grupo de investigación sobre la determinación de corrientes, CO2, clorofluorocarbonos, nutrientes, plancton y otros gases con efecto invernadero.
Entonces se constataron evoluciones diversas sobre la captación de CO2 en las diferentes zonas del Atlántico Norte analizadas y en función de la época en la que se realizaron las muestras, a causa de la oscilación de las altas presiones de Azores y las bajas de Islandia, según explica Aída Fernández.
La misión de la expedición «Catarina» es complementar los datos con mediciones en cinco zonas diferentes del Atlántico Norte sobre los transportes de CO2 en superficie desde otras latitudes y sobre la circulación hacia el fondo, a través de un estudio pormenorizado de la velocidad de las corrientes por capas.
Otra de las finalidades del proyecto es contribuir a «afinar» la elaboración de los modelos de predicción de cómo va a ser en el futuro la captación de CO2, apunta su directora, ya que «en algunas zonas funcionan bien, pero en otras, no».
Fernández recalcó que una de las «ventajas» de realizar la campaña de medición en junio es que es una época «muy representativa» de la media de todo el año, ya que a nivel de las corrientes «no hay muchas diferencias» interanuales, lo que da «seguridad» a la hora de interpretar y contrastar los datos.
A la espera de conocer la información que arroje la expedición «Catarina», Fernández cree «más que demostrada» la incidencia del cambio climático en el Atlántico Norte a través de los registros de temperaturas existentes.
Recuerda que ya en campañas anteriores se constató, a consecuencia de la entrada de CO2, un descenso del PH y la consiguiente acidificación del océano.
Fernández apunta que varios estudios reportan afecciones a organismos calcáreos y desorientación entre algunas especies de peces.
La primera parte del proyecto «Catarina» se realizará desde la península ibérica a Groenlandia y desde Groenlandia a San Juan de Terranova durante 30 días.
La segunda parte, dirigida por Guillermo Francés, de la Universidad de Vigo, se desarrollará en el Atlántico Norte durante 15 días.
La expedición científica se dedicará, fundamentalmente, al estudio del impacto de los cambios climáticos (glacial-interglacial y eventos abruptos) en la dinámica de las masas de agua de dicha cuenca.
Estos cambios provocan modificaciones en la química del agua de fondo y, en particular, en los niveles de acidificación que controlan la preservación del carbonato cálcico en el lecho marino.
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