La mayoría de los retos que enfrenta México son problemas altamente complejos: contaminación, abastecimiento de agua y alimentos, salud o el campo. Las ciencias de la complejidad constituyen un nuevo enfoque que tiene como fin proporcionar el conocimiento necesario para cambiar nuestra realidad y resolver esos problemas sociales, dijo el doctor Felipe Lara Rosano, investigador adscrito al Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM (C3) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Para empezar a comprender esta propuesta, es necesario considerar a los problemas como productos de procesos históricos que se originaron tiempo atrás y que han evolucionado con el paso de los años. Estos problemas, asimismo, no pueden aislarse del entorno natural y social del que surgieron, por lo que se deben tomar en cuenta todos los aspectos que lo afectan de manera relevante.

Estas nuevas formas de generar y aplicar el conocimiento científico, continuó Lara Rosano, consideran a los fenómenos y problemáticas sociales como sistemas complejos formados por diferentes elementos o subsistemas que interactúan entre sí de manera dinámica, es decir, cambian con el tiempo, se retroalimentan de manera no lineal, esto es, que no hay una relación proporcional entre las causas de unos y los efectos de otros.

Dichas características convierten al proceso de solución de los problemas en un desarrollo transdisciplinario, pues necesita las aportaciones de diferentes campos del conocimiento, y es además totalizador, pues trata de abarcar a todos los elementos que componen al objeto de estudio. Cuando no se procede de esta forma, se corre el riesgo de generar serios conflictos sociales, advirtió.

Por ejemplo, cuando en 2001 el ex presidente Vicente Fox anunció la construcción de un aeropuerto en San Salvador Atenco, Estado de México, solo se consideraron los aspectos técnicos de dicha iniciativa, pero se olvidaron los factores sociales, opinó el especialista, que agregó: “El enfoque de ese problema era reduccionista pues simplificaba el problema, únicamente veía una parte del mismo”.

Otras características importantes de los sistemas complejos son, por otra parte, las propiedades emergentes, las cuales se refieren a comportamientos o patrones que están en la totalidad del objeto de estudio pero que no es posible de manera obvia entender, predecir o derivar a partir del estudio de sus partes o componentes individuales. “Estas propiedades son fundamentales en el estudio y solución de un problema social”.

Las interacciones que se dan entre los componentes del sistema también originan estructuras de auto-organización, agregó Felipe Lara. Un ejemplo de esto son las redes de apoyo y comités que se formaron para rescatar a las personas que quedaron atrapadas entre los escombros de varios edificios de la ciudad de México caídos luego del terremoto de 1985.

“Los grupos humanos son más que la suma de individuos pues hay acciones que emergen como producto de la interacción y colaboración que se da entre ellos, lo cual da fuerza y cohesión a los sistemas sociales”, afirmó el especialista.

Sociología computacional

El coordinador del proyecto “Planeación de Sistemas Complejos” dentro del C3, indicó que a diferencia de los fenómenos naturales, los fenómenos sociales no se pueden estudiar mediante la experimentación. Es por esto que las herramientas computacionales son fundamentales para hacer simulaciones y construir modelos en los que se prueben diferentes hipótesis. Esto ha dado lugar a una nueva corriente dentro de las ciencias sociales llamada sociología computacional.

Entonces, para resolver un problema social, mencionó Lara Rosano, es necesario primero analizar cómo está integrada y cómo funciona la sociedad involucrada, así como su entorno; definir cuáles son los objetivos de los integrantes de una comunidad, es decir, qué desean tener o resolver; estimar la prioridad de dichos objetivos y si existen conflictos entre ellos, e identificar los recursos que se utilizarán durante el proceso.

Así, el análisis de un problema social desde el enfoque de ciencias de la complejidad comprende definir los elementos que lo componen: estructura, entorno, dinámica, recursos con los que cuenta la o las comunidades implicadas, entre otros parámetros, para hacer un diagnóstico de su situación. Asimismo, es importante definir cuáles son los objetivos de las personas involucradas, es decir, qué desean tener o resolver, así como estimar la prioridad de dichos objetivos y establecer si hay conflictos entre los mismos.

A partir de este diagnóstico, se construyen modelos de simulación para mejorar el diseño de las acciones y la gestión de sus elementos. “Entonces es cuando empiezan a aparecer los efectos directos de la labor de solución que se presentan principalmente como un aprendizaje social; si la comunidad está inmersa en dicho proceso aprenderá cómo resolver sus problemas”, sostuvo el especialista durante su charla “El enfoque de la ciencia de la complejidad en la solución de nuestros problemas sociales”, en el marco de las conferencias Domingos en la Ciencia de la AMC.

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