La migración internacional ha crecido de manera notable desde el comienzo de este siglo y se calcula que en la actualidad unos 232 millones de personas buscan en países distintos al suyo nuevas oportunidades de mejorar su vida y desarrollar sus conocimientos; de estos el 49% son mujeres y uno de cada diez migrantes tiene menos de 15 años de edad, según calculo de la Organización de las Naciones Unidad (ONU) por el Día Internacional del Migrante.

La ONU en sus apuntes rechaza que los migrantes compitan con los trabajadores locales por el empleo y por el contrario, refiere la mayoría de estos complementan las capacidades de los trabajadores locales. Igualmente rechaza que la migración la realicen los más pobres de las sociedades, porque estos carecen de recursos para sufragar la movilización, la cual corre por parte de la clase media.

La ONU refiere que la migración ha crecido sustancialmente, pues tan sólo en el año 2000 la cifra de migrantes se calculaba en unos 175 millones de personas en el mundo. Hoy hay 57 millones más.

El impacto del flujo de remesas es también significativo y alcanzó 401.000 millones de dólares el pasado año, casi cuatro veces más que los 126.000 millones de asistencia oficial al desarrollo.

La migración está ahora distribuida de una forma más amplia en más continentes. Los diez primeros países de destino reciben una porción más reducida del total de migrantes que en el año 2000.

En el Diálogo de Alto Nivel Dedicado a la Migración Internacional y el Desarrollo, en octubre de 2013, los Estados miembros adoptaron por unanimidad una Declaración  en la que reconocen la contribución importante de la migración al desarrollo y llaman a una cooperación más amplia para afrontar los retos de la migración irregular y facilitar un flujo de personas seguro, ordenado y regular. La Declaración también enfatiza la necesidad de respetar los derechos humanos de los migrantes y de promover las normas internacionales de trabajo. Además, condena de manera firme  las manifestaciones racistas e intolerantes y resalta la necesidad de mejorar la percepción pública sobre los migrantes y la migración.

En su informe a la Asamblea General en octubre de 2013, el Secretario General, Ban Ki-moon, expuso un plan de ocho puntos para lograr «que la migración beneficie» a todos: a los migrantes, a las sociedades de origen y también a las de destino. «La migración es una expresión de la aspiración humana por la dignidad, la seguridad y un futuro mejor. Es parte del tejido social, de nuestra condición como una familia humana», manifestó en sus observaciones.

El 4 de diciembre de 2000 la Asamblea General, ante el aumento de los flujos migratorios en el mundo, proclamó el Día Internacional del Migrante (resolución 55/93 ). Diez años atrás, en ese mismo día en 1990, la Asamblea ya había adoptado la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares (resolución 45/158 ).

Migración y desarrollo

La migración, apunta la ONU, a lo largo de la historia, ha sido una valiente manifestación de la voluntad del ser humano de sobreponerse a la adversidad y tener una vida mejor. Hoy en día, la globalización y los avances en las comunicaciones y el transporte han hecho que aumente considerablemente el número de personas con el deseo y los medios para trasladarse a otros lugares.

Esta nueva era ha planteado retos y abierto oportunidades a las sociedades de todo el mundo. También ha contribuido a poner de relieve la clara interrelación que existe entre la migración y el desarrollo, así como las oportunidades que presenta para el desarrollo conjunto, esto es, la mejora coordinada o concertada de las condiciones económicas y sociales de los lugares de origen y de destino.

El atractivo de obtener un trabajo bien remunerado en algún país rico constituye un poderoso incentivo para la migración internacional, y que se ha intensificado a medida que aumentan las diferencias de ingresos entre los países. Esto también se observa dentro del grupo de los países en desarrollo, entre los más pujantes y los menos dinámicos.

Muchas economías avanzadas y dinámicas necesitan trabajadores migrantes para realizar trabajos que no pueden contratarse externamente y que no encuentran candidatos locales dispuestos a hacerlos. El envejecimiento de la población también es un factor importante al provocar un déficit de trabajadores en activo. A medida que las nuevas generaciones adquieren más formación, son menos los que se contentan con empleos escasamente remunerados.

Los migrantes mantienen la viabilidad de actividades económicas que, de no ser por ellos se externalizarían. Al aumentar la población activa y el número de consumidores y aportar su capacidad empresarial, los migrantes impulsan el crecimiento económico en los países de acogida.

En el lugar de origen, una mayor pobreza no produce automáticamente mayores tasas de migración. Lo habitual es que los migrantes internacionales procedan de familias de clase media. Sin embargo, cuando se establecen en el extranjero, ayudan a los amigos y familiares que siguen sus pasos y, en ese proceso, los costos y riesgos de la migración se reducen, lo que permite unirse a la corriente migratoria a otras personas de ingresos más modestos, aunque no a los más pobres de todos.

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