En diciembre de 2011, el cometa Lovejoy –un pequeño trozo de un cuerpo gigante que se rompió hace más de mil años– impactó contra la superficie del Sol.
El evento dio a los científicos la oportunidad de observar una región que nunca antes había sido visitada por nave espacial alguna: la violenta atmósfera externa del Sol o corona solar.
A través del estudio de las imágenes del cometa tomadas por medio de observaciones de la NASA, el astrofísico Downs Cooper y sus colegas observaron que la cola de Lovejoy se movió –una vez en en contacto con la corona– de una manera inesperada.
El uso de modelos magnetohidrodinámicos ha permitido rastrear el movimiento de los iones de la cola del cometa.
De esta manera, los investigadores han sido capaces de conectar este extraño movimiento con el campo magnético de la corona. El movimiento de la cola de Lovejoy parecía verse afectado, en las imágenes captadas por la NASA, por el campo magnético invisible de la corona y las propiedades físicas del plasma.
Los científicos piensan que tales observaciones pueden ser utilizadas para distinguir dos clases de campos magnéticos y que estos hallazgos podrían ser útiles para la comprensión de la atmósfera solar.