Al igual que los turistas y en general todos los pobladores de la Tierra, las bacterias prefieren determinados medioambientes, regiones y lugares para visitar o vivir, dentro de los confines del planeta. Los científicos han confeccionado un Atlas de la geografía bacteriana, que revela cuáles son sus lugares de residencia favoritos en su mundo: el organismo humano.
Mediante complejas tecnologías de secuenciación de genes, un equipo de científicos de la Universidad de Colorado (UC), en Estados Unidos, ha descubierto que hay una amplia variabilidad de bacterias dependiendo del lugar del cuerpo, que las colonias bacterianas varían de una persona a otra y según su sexo, y que cada individuo porta un conjunto «personalizado» de microbios.
«Sabíamos que tenemos microbios por dentro y fuera, pero hasta ahora la tecnología no nos permita aislarlos y diferenciarlos entre sí como lo hemos conseguido en esta ocasión», ha señalado uno de los participantes en este trabajo, el doctor Noah Fierer, profesor de Ecología Microbiana de la UC, en Boulder.
El estudio, cuyo autor principal es Robert Knight, profesor de Química, Bioquímica y Ciencias Computacionales de la UC, ha descubierto que hay una mayor cantidad de gérmenes en las palmas de las manos, las plantas de los pies y los antebrazos, mientras otros lugares de residencia bacteriana muy populares son la barriga, el dedo índice y la parte trasera de las rodillas.
CADA PERSONA, UN MUNDO BACTERIANO.
«Cada persona es un conjunto de distintos hábitats, en lo que respecta a las bacterias. Es sorprendente lo distinto que pueden ser los puntos de proliferación bacteriana en un mismo cuerpo, y lo diferente que pueden ser la geografía bacteriana si se compara a distintas personas», ha comentado el doctor Knight.
El proyecto de mapeo se enfocó en un grupo de hombres y mujeres que fueron examinados cuatro veces durante tres meses y a quienes les tomaron muestras en 27 lugares distintos, buscando bacterias en casi cada rincón del cuerpo humano.
De sus resultados se desprende que el cuerpo humano podría ser comparado con una verdadera Organización de las Naciones Unidas (ONU) de los gérmenes, como señalan algunos expertos.
Ente los miles de tipos de bacterias existentes, predominaron cuatro grupos bacterianos, actinobacterias, firmicutes, proteobacterias y bacteroidetes, mientras los tipos individuales de bacterias más frecuentes fueron los estreptococos y estafilococos.
Según Fierer, cada individuo tiene su propia mezcla de bacterias, algo muy parecido a una huella dactilar microbiana, quizás debido a la dieta, el clima, el lugar o una combinación de factores. Aún no sabemos si la gente nace con estas colonias bacterianas exclusivas o las desarrollan después de nacer, a través de contacto externo con sus madres y durante el parto.
“En nuestro cuerpo habitan unos cien billones de bacterias que conforman un auténtico ecosistema que recibe el nombre de microbioma, y que se considera ya un órgano en sí mismo», explicó el doctor Francisco Guarner, a cargo del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Instituto de Investigación Vall d»Hebron (VHIR), en Cataluña (España).
El doctor Guarner es el responsable español del proyecto MetaHIT (Metagenómica del Tracto Intestinal Humano), en el que participan ocho países europeos y cuyo objetivo es descifrar el material genético de las más de 150.000 especies de microbios que colonizan el cuerpo humano, elaborando “un catálogo de las bacterias simbióticas que viven y participan en nuestro cuerpo, sus características y sus funciones».
Tras analizar la flora intestinal de casi 200 personas de seis nacionalidades, los investigadores del MetaHIT ya han descubierto que es posible que los seres humanos puedan clasificarse, además de por su grupo sanguíneo, sexo y edad, de acuerdo a su particular dotación bacteriana.
El estudio sobre los genomas humano y bacteriano en el que participado el VHIR ha constatado que los seres humanos se clasifican en tres grandes conjuntos según el tipo de su flora intestinal, al margen de etnias, países, entornos, tipo de dieta, algo parecido a lo que sucede con los grupos sanguíneos.
Según los expertos del VHIR, esta información será importante para medir la efectividad de fármacos y alimentos funcionales (con propiedades saludables), según el tipo de flora intestinal de cada individuo y para abordar tratamientos para problemas digestivos como el trasplante de bacterias de un intestino a otro.
La flora intestinal es fundamental para la salud: cuando es adecuada, ayuda a producir vitaminas y aminoácidos esenciales para la supervivencia del cuerpo y estimula sus defensas.
El doctor Guarner ha comparado la diversidad bacteriana del organismo humano con los diferentes ecosistemas que existen en el planeta Tierra, como los bosques tropicales, los desiertos, la sabana y el bosque mediterráneo.
Para Guarner, el gran objetivo del MetaHIT consiste en «llegar a conocer al detalle y entender una parte del cuerpo humano que hasta ahora desconocíamos: estos dos kilos de células bacterianas que habitan en una persona”.
Daniel Galilea.
E F E – REPORTAJES.