Oviedo (EFE).- Dos científicos que llevan décadas investigando sobre anticuerpos, el biólogo británico Greg Winter y el patólogo estadounidense Richard Lerner, ganaron el Premio Príncipe de Asturias de Investigación 2012, por su contribución a la inmunología y la creación de anticuerpos de gran valor terapéutico.
Winter ha descubierto cómo modificar células animales para que produzcan anticuerpos que no sean rechazados por el organismo humano, mientras que Lerner ha combinado anticuerpos para construir repertorios inmunológicos muy superiores a los que el humano produce de por sí.
Gracias a las investigaciones de estos dos científicos ya se pueden tratar enfermedades degenerativas y tumorales con anticuerpos diseñados específicamente para cada caso, en lo que se conoce como «medicina personalizada».
El jurado, compuesto por veintiún miembros y presidido por el físico Pedro Miguel Etxenike, ha otorgado el galardón, dotado con 50.000 euros y que será entregado en otoño, por unanimidad, tras imponerse a otras 44 candidaturas, entre las que estaban como finalistas la del japonés Shinya Yamanaka y la del italo-estadounidense Federico Capasso.
Winter, de 61 años, ha estado ligado a la Universidad de Cambridge desde que era estudiante, aunque a la vez tiene intereses en el mundo empresarial y muchas patentes.
Las técnicas para fabricar anticuerpos de uso terapéutico en seres humanos de este británico se emplean en las dos terceras partes de los productos con anticuerpos actualmente en el mercado.
Lerner, que cumplirá en agosto 74 años, se crió en Chicago y ha trabajado principalmente en laboratorios del instituto de investigación Scripps, en La Jolla (California).
Ahí ha conseguido el avance más importante desde el descubrimiento de los anticuerpos monoclonales hace veinticinco años: la concepción, diseño y creación de bibliotecas combinatorias de anticuerpos.
Al conocer que ha ganado el premio, Lerner ha dicho: «Es un reconocimiento estupendo para el campo de la inmunoquímica y las bibliotecas combinatorias de anticuerpos y para todo lo que han contribuido a la salud humana».
Uno de los miembros del jurado, el físico Manuel Toharia, ha explicado a los periodistas tras la lectura del fallo un ejemplo concreto y cercano para él de que ya son de aplicación los descubrimientos de Winter: «Tengo un nieto que tiene un caso muy jodido de cáncer, muy específico, donde ahora le han empezado a tratar con anticuerpos monoclonales humanizados, antes eran de ratón y había rechazos».
Sobre Lerner, Toharia ha explicado que ha hecho una especie de censo de anticuerpos para poder conjuntarles y que actúen de una manera determinada en cada persona.
Esta «medicina personalizada», ha aclarado Toharia, no significa una pastilla diferente para cada paciente, sino el mismo medicamento pero en diferentes dosis o condiciones de toma.
Por ejemplo, por qué a alguien no le alivian las aspirinas o por qué unos necesitan media y otros dos grageas, o con qué combinarlas o si tomarlas en ayunas o no; pero estas variantes aplicadas para problemas más graves que una jaqueca, como un tumor o una enfermedad degenerativa.
El Premio de Investigación Científica y Técnica es el cuarto galardón en fallarse de la presente edición de los Príncipe de Asturias, una vez concedidos los de Ciencias Sociales (Martha Nussbaum), Artes (Rafael Moneo) y Comunicación y Humanidades (Shigeru Miyamoto).
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