México «desgraciadamente no se distingue por tener salud mental, la calidad de vida de los mexicanos en general ha bajado y eso tiene que ver con que han aumentado los problemas de salud mental», explicó la doctora María Emilia Lucio Gómez Maqueo, investigadora del Programa de Diagnóstico y Salud Mental de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con la especialista, en nuestro país existe una cultura generalizada de negación hacia los problemas de salud mental, lo que hace que estos sean relegados y muchas veces estigmatizados, produciendo que la búsqueda de su tratamiento sea muy escasa e incluso llegue a considerarse un lujo. Cualquier persona que tenga una afección de salud mental tiene derecho a un tratamiento.
Bajo el título Más ciencia, menos depresión, se llevó a cabo una mesa redonda en Universum, Museo de las Ciencias, como parte del ciclo Más ciencia… organizado por la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) y la Coordinación de Humanidades de la UNAM.
El doctor José Armando Ahued, secretario de Salud de la Ciudad de México, afirmó que en México la depresión se encuentra entre la segunda y tercera causa de discapacidad entre la población, definiéndola como una enfermedad incapacitante al influir en que el individuo pierda interés por la realización de una gran diversidad de actividades, que pueden ir desde sus actividades cotidianas hasta laborales.
Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en los últimos 15 años se ha presentado un aumento de 50 por ciento en los casos de depresión o ansiedad en la población.
En nuestro país, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, la depresión es una afección que padece más de 10 por ciento de la población, porcentaje del que solamente entre 15 y 18 por ciento recibe tratamiento, siendo una señal de alarma ya que, en el país, cinco de cada 100 mil personas se quitan la vida a consecuencia de esto.
«La estigmatización de las enfermedades mentales muchas veces genera que no se les reconozca como tal, llamarla depresión es abrir la puerta para asumir que es una enfermedad, en su lugar suelen decir que sufrieron una caída, una decaída, etcétera, por lo que entonces requieren como salida fácil el estímulo físico, la droga o el alcohol”, afirmó el doctor Ricardo Pozas Horcasitas.
Para el especialista, identificar si uno mismo está deprimido o no es también un factor que interviene en la escasez de su tratamiento. Desafortunadamente en México la educación respecto a las señales de alarma de la depresión es muy incipiente, lo que dificulta identificarla.
Pero entonces ¿cómo se puede identificar un cuadro de depresión? Algunos síntomas son la pérdida de interés en las actividades que antes resultaban placenteras, cambios en el apetito y en el sueño, ansiedad, desesperanza, disminución en la concentración e indecisión, entre otros.
La diferencia entre la depresión y las variaciones habituales del estado de ánimo es la frecuencia con que estos síntomas se presentan, y de acuerdo con el doctor Sergio Aguilar Gaxiola, del Centro de Reducción de Disparidades en Salud de la Universidad de California, Davis, tienen que presentarse casi diario, durante casi todo el día, en un periodo de dos semanas para que se prendan los focos rojos ante la posibilidad de presentar depresión.
Finalmente, los expertos concluyeron que la falta de políticas públicas bien establecidas para combatir la estigmatización de la depresión y favorecer su tratamiento oportuno es un problema que las autoridades mexicanas deben subsanar a partir de que estas afecciones sean consideradas con la importancia debida.